Historia del Museo
“Esta casa en la que yo he vivido le será entregada con todo su mobiliario a la Municipalidad de Buenos Aires para que la destine a un museo de motivos argentinos”, dice en su testamento Félix Bunge.
Por ordenanza n° 8166 del 14 de enero de 1937 el entonces Concejo Deliberante de la ciudad acepta el legado, y el 5 de abril de 1937 la Municipalidad toma posesión de la casa. En 1938 le da destino y dispone que se cree el Museo de Motivos Argentinos y del Museo y Biblioteca del Folklore Argentino.
La administración de la casa se deja en manos de una asociación privada, la Asociación Folklórica Argentina, a la cual se le encomienda la fundación del museo. El presidente de la Asociación, Dr. Santo S. Faré, es designado como su director honorario. La Asociación fue creada en 1937 y entre sus fines sociales tenía la creación de un museo, un archivo y una biblioteca del folklore argentino. Entre sus socios fundadores encontramos a conocidas personalidades de la cultura nacional, Cesáreo Bernardo de Quiróz, Ricardo del Campo, Alejo González Garaño, Alberto Güiraldes, Florencio Molina Campos, Ricardo Rojas, Justo P. Sáenz (h), Emilio Sarguinet, Emilio Solanet, Carlos Vega, Carlos Daws, quien será 18 años más tarde el cuarto director del Museo, Horacio González del Solar. En la declaración de sus objetivos y reglamento las autoridades de la Asociación tienen planes muy ambiciosos que lograron concretar parcialmente en una serie publicaciones como el Boletín de la Asociación Folklórica Argentina.
Hacia 1943 la casa es utilizada fundamentalmente para reuniones sociales de la Asociación Folklórica Argentina. El patrimonio del museo parecía consistir en los objetos personales (entre ellos armas de fuego y lanzas indígenas, algunos ponchos pampa, piezas líticas y medallas) del donante de la casa y otros que se consignan como de carácter folklórico.
En 1944 se traslada a la casona de Bunge la sede del Museo Municipal de Bellas Artes, Artes Aplicadas y Anexo de Artes Comparadas y su director Carlos Abregú Virreira, queda a cargo de la administración de la casa y luego responsable de la dirección del entonces denominado Museo de Motivos Argentinos y Biblioteca del Folklore Argentino “José Hernández”.
En 1947 se debate el perfil que tendrían que tener los museos de la Municipalidad de Buenos Aires en el seno de una comisión convocada por el Intendente Emilio Siri e integrada por sus directores Luis Aquino, Carlos Abregú Virreira y Carlos Jáuregui.
Las dos posiciones en pugna en relación a la temática del Museo oscilan entre formar un museo de costumbres criollas, sustentada por Aquino y Jáuregui o un museo de arte popular argentino, defendido por Abregú Virreira.
En su informe en minoría, además de circunscribir el nombre José Hernández a la Biblioteca de folklore, esboza cuatro amplias categorías para orientar los repertorios de obras y objetos del futuro Museo:
- Arte Indígena. Consideradas sus piezas no con criterio arqueológico o etnográfico, sino como fuentes tradicionales del arte pre y protocolombino, petrogrifos, etc.
- Arte Popular de la Colonia. El arte popular en uso hasta la Independencia con tal que se justifique una amplia difusión en el país.
- El Arte Popular Argentino. Trabajos en plata y otros metales, prendas gauchas y criollas; instrumentos musicales, imaginería, tejidos, utensilios de la vida doméstica y rural, etc.
- Motivos Argentinos (Otros) . Expresiones diversas de una época o fruto de una moda o gusto, con amplia difusión y acogida entre el pueblo, particularmente aquel de la ciudades.
El Decreto – Ordenanza 7954/1948 asume esta última postura. No obstante la vigencia de esta norma la tensión entre las dos posiciones acerca del recorte de la temática del Museo y su misión se mantendrá con diversos matices a lo largo de los siguientes 80 años.
El siguiente director fué el folklorista y poeta Rafael Jijena Sánchez. Durante su dirección se establecen las bases del funcionamiento de la institución y de sus colecciones. Como consecuencia de la reorganización de los museos municipales se trasladan a la colección, obras de imaginería popular y platería civil pertenecientes a los antiguos museos “Municipal de Buenos Aires” (actual Museo Saavedra) y de “Arte colonial” (actual Museo Fernández Blanco).
En 1948 la Municipalidad de Buenos Aires adquiere una importante colección privada: el Museo Familiar Gauchesco Carlos Daws. Formada y expuesta en su domicilio particular entre 1890 y 1947, en 1949 ingresa al Museo. Se incorpora de este modo la mayor parte de la platería criolla de producción urbana y la colección de textiles tradicionales entre otros objetos y documentos.
En esta primera época de gestión el Museo usó alternativa e indistintamente los términos “arte popular” y “artesanías” para remitirse a una propuesta centrada en la recolección, estudio, difusión y también en la eventual revitalización de ciertas producciones artesanales. Se apoyó para acotarlas en los conceptos de supervivencias culturales de cuño antropológico pero también utilizó una doble acepción de la noción de arte, vigente en la época, arte en tanto industria u oficio popular y arte como de manifestación artística. Se asumió que dichas manifestaciones a mediados del siglo XX estaban en vía de desaparición o eran pasibles de distorsiones por parte del incipiente mercado turístico, y que las últimas tendencias las convertía en motivos típicos de la industria del “recuerdo de viaje” o souvenirs.
Hasta 1957 el Museo comparte la casa originada en la donación Bunge con el antiguo Museo Municipal de Bellas Artes, luego denominado Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori.
Bajo la dirección de María Carmen Lauría (1976- 1991) el Museo modifica su imagen con una reforma de las exposiciones y la creación del Centro Municipal de Promoción Artesanal, CEMPAR.
Entre 1989 y 1998 el Museo comparte su accionar con la administración de la Dirección General de Museos. Durante ese período fueron sus directoras Eda Pereyra de Juliá y, desde 1992 hasta 2013, Ana María Cousillas, ambas personal de carrera. Desde esta fecha coordina el Museo Felicitas Luna, quien durante su gestión tiene a su cargo la ampliación de los espacios que suman metros cuadrados a las salas de exposición, talleres, biblioteca y al guardado del patrimonio. En la actualidad se proyecta una puesta en valor del edificio histórico, que moderniza y jerarquiza la Casa del Arte Popular Argentino en la Ciudad de Buenos Aires.