"Llegué en un atardecer con el viento helado que caracteriza a ese clima, en medio de un cielo bellísimo que iba anunciando al lucero.
La noche en la Puna… esa combinación de oscuridad y silencio, de frío helado y extrema soledad.
De pronto descubrí unas luces pequeñitas. Sentí alivio, eran de un pueblo: Abra Pampa. Busqué un hospedaje donde hacer base. Sabía que sólo descansaría unas pocas horas, consciente de que los próximos días estarían dedicados a descubrir, buscar y registrar las obras que debía fotografiar y documentar."