Antiguamente este ritual agrario tenía lugar cuando se producía la maduración del abati ( raíz ) utilizado para fabricar el kâwi ("chicha" o cerveza de maíz) que es la bebida ceremonial.
La presencia del hombre europeo fue determinante en el cambio de fechas haciendo coincidir al al arete con el carnaval occidental.
Una de las características más sobresalientes del arete es el uso de máscaras rituales llamadas aña-aña. Aña es una palabra que designa tanto a las máscaras como a las personas muertas o a su espíritu.
Según la cosmovisión chané por más que se haya tratado de personas queridas, los aña son presencias temidas que se deben evitar, ya que si bien son espíritus tienen la connotación negativa de ser “almas errantes” o “almas que vagan”.
“Nuestras artesanías no son solo pedazos de madera, contienen un espíritu ancestral. Por eso yo les hablo para que protejan a las familias que las llevan” dice el mascarero de Campo Durán, René Castro.
El proceso de confección de la máscara es parte del ritual. Los hombres, sobre todo los jóvenes, se internan en el bosque o monte para buscar la madera con la que tallarán las máscaras.
El arete se prepara con ensayos de piezas musicales por parte de grupos instrumentales. Los enmascarados cubren su cabeza, manos y pies de manera que nadie pueda reconocerlos. Además usan grandes ponchos (o al menos guardapolvos e impermeables). Cuando llega el momento se inicia la celebración con las instrucciones y arengas del "encargado " que debe tener habilidades oratorias.
Durante varios días se extiende el "carnaval grande", donde se baila y se bebe. En estas fechas se utilizan las aña-tairusu en también llamadas aña-häti, que son aquellas que llevan una prolongación superior. Estas, a veces, se decoran con plumas rodeando todo el rostro y reciben el nombre de aña-uru-rabe. Otras, en cambio, llevan una especie de visera son llamadas aña-sindaro (ya que probablemente significa soldado)
Por el contrario, en los últimos días ocurre el "carnaval chico" en el que se empiezan a usar preferentemente las máscaras de animales y las de ndechi o viejo. Éstas no llevan la prolongación superior, y son las que tienen rasgos más realistas: ojos salientes y agregados de barba o bigote.
En el último día se incrementa el juego con descartes de chicha, talco, agua y papel picado. Un joven caracterizado como yagua (jaguar) con apenas un taparrabos, pintado en el cuerpo con manchas portando máscara o garras de madera, actúa como tigre americano con movimientos ágiles.
El jaguar interactúa con otro enmascarado caracterizado como toro en una pelea (mezcla de danza y pantomima) cuyo desenlace suele ser el triunfo del jaguar que carga al toro a sus espaldas y preside al grupo dirigiéndolo a un río cercano en el cual destruirán sus máscaras.
Teniendo en cuenta los elementos mestizos del final de la celebración (como el toro, el ruedo y otros personajes) y la importancia del jaguar en los pueblos indígenas de América, podría conjeturarse que simboliza la revancha que, a nivel simbólico, refleja la cosmovisión indígena respecto a la situación a la que los condenó el proceso colonizador europeo y criollo.
En relación al carácter fúnebre del ritual cabe destacar que contrariamente al sentido negativo de las aña, en la finalización de arete los participantes lloran y se lamentan por los seres queridos fallecidos, y este pensamiento les hace considerar la propia muerte.
Es en esa inversión y en todas las licencias y pautas que sostienen el arete, que podemos hablar de un compartir colectivo entre los chané.
La asociación entre la creencia y la práctica ritual cobra sentido y es fundada en el contacto con el prójimo.
Fuentes consultadas:
MAGRASSI, Guillermo; 1965. Chiriguano chané. En Artesanía indígena argentina (Tomo I) Bs. As: Ediciones Búsqueda-Yuchán
BOSSERT, Federico & VILLAR, Diego; 2014 Máscaras y muertos entre los chané. Separata Arte y Antropología. Homenaje a José Antonio Pérez Gollán. Centro de Investigaciones del Arte Argentino y Latinoamericano. Año XIV, Nro.19. Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario.