El 20 de junio de 1820 fallecía el General Manuel Belgrano. Este año se conmemoran 200 años del fallecimiento. El Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio de Saavedra posee una colección de objetos y documentos relacionados a su actuación desde fines del siglo XVIII, como Secretario del Consulado; de su acción civilizadora, como hombre de letras, como hombre político y de guerra.
Belgrano logró, con su espíritu y decisión que la insignia que hizo juramentar en las barrancas del Paraná, fuera nuestra bandera. Y a pesar de encontrarse al frente del Ejército del Norte, no fue menor su protagonismo en la Asamblea General Constituyente de 1813 y más tarde en el Congreso de Tucumán.
Su nombre está ligado a la gesta de nuestra Independencia. Esta síntesis sobre su vida recorre la colección del Museo Saavedra para rendir homenaje a un hombre sobre el que siempre queda algo por decir.
Primeros Años
Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770 al 430 de la calle que hoy lleva su nombre, a pocos metros del Convento de Santo Domingo donde hoy descansan sus restos. Hijo de Domingo Belgrano y Peri, comerciante italiano arribado al Rio de la Plata y naturalizado español para poder arribar a América, quien se casa con María Josefa González Casero miembro de una familia destacada de entonces. El matrimonio tiene 11 hijos entre ellos Manuel quien a la edad de 16 años viaja a España para continuar allí sus estudios. En España Belgrano estudió en Salamanca, en Valladolid y en Madrid donde se recibió de abogado. Está al tanto de las nuevas ideas de la Ilustración y se cultiva con los escritos económicos de la fisiocracia francesa y los economistas napolitanos como Gaeto Filangieri y Antonio de Genovesi. Así como Jovellanos y Campomanes en España.
"Confieso que mi aplicación no la contraje tanto a la carrera que había ido a emprender, como al estudio de los idiomas vivos, de la economía política y al derecho público…” “Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de la Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mi las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido…”
Su regreso al Plata
A su regreso en 1794, es nombrado Secretario del Consulado de Comercio y propone crear las escuelas de Agricultura, Navegación y la Academia de Dibujo. En 1796 realiza una Memoria sobre Medios generales de fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio de un país agricultor, comprendiendo la importancia del estímulo de la agricultura y el consecuente desarrollo industrial. Esas Memorias –que serán quince- constituyen un plan de reformas en beneficio no sólo de la agricultura sino también del comercio, la navegación, propiciando la extensión de los caminos, la introducción de especies desconocidas en el Plata, la creación de establecimientos para añadir valor agregado a los bienes de la tierra, entre otros temas. Defiende con insistencia el comercio libre y la supresión de los monopolios, plantea que el trigo y el lino podían ser, entre otros, una actividad que incluyera a las mujeres, hecho que revela un anticipado reconocimiento a su dignidad y derechos. No le fue ajena la riqueza de la costa marítima argentina por lo que funda, en 1799, la Escuela de Náutica. Contribuye, a su vez, a la fundación del Telégrafo Mercantil en 1801, el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, en 1806, así como, publica en marzo de 1810 su propio Correo de Comercio. Por supuesto, este ideario es resistido por los que se benefician con el régimen monopolista, y en ese sentido, la muerte de su padre en 1795 -ligado a esa elite-, lo alienta a pronunciarse en favor de la libertad de comercio y abrir los puertos, actividad que, advierte, se vería facilitada saliendo de la situación de colonia. Para esto, Belgrano comprende como pocos el valor de la educación y propone el establecimiento en todas las parroquias de escuelas de primeras letras, educación que incluye a las niñas y la mujer en general.
Invasiones Inglesas
En 1806 el virrey Sobremonte le confirió el grado de capitán honorario de milicias urbanas para luchar contra el invasor inglés. Posteriormente fue nombrado sargento mayor del Regimiento de Patricios y celoso del cargo, estudió rudimentos de milicia y manejo de armas. Actuó en la defensa de Buenos Aires en 1807. En 1809 el Virrey Cisneros le encargó la publicación del periódico Correo de Comercio, en cuyas columnas continuó la difusión de sus ideas progresistas. Al producirse la Revolución de Mayo, ocupó una de las vocalías de la Primera Junta.