La idea de relevar la población y contar con datos de la sociedad argentina que pudiesen colaborar en la proyección de políticas públicas data de varios años antes pero fue recién en la presidencia de Domingo F. Sarmiento (1868- 1874) cuando se concretó el primer censo general de población. Durante los días 15, 16 y 17 de septiembre de 1869 se realizó el primer censo argentino.
El director del primer censo, Diego G. de la Fuente dijo: “Las cifras estadísticas descubren, al que sabe interpelarlas, condiciones orgánicas, físicas y morales, sociales y políticas, penetradas de revelaciones para el gobierno de los pueblos. Porque cada cifra representa hechos existentes, condiciones individuales, fenómenos sociales, que entran como resortes, y tienen su papel en el mecanismo activo y todo solidario de la colectividad” (primer censo de la República Argentina,1872).
El método que se utilizó fue la entrevista directa para lo cual se dividió el país en cinco zonas: norte, sur, este, oeste y territorios nacionales. El censo contemplaba diferentes preguntas sobre la población. Algunas se referían a discapacidades y enfermedades. También se indagaba si las personas sabían leer y escribir.
El interés de Sarmiento por la educación se reflejó en la incorporación de la pregunta “¿Sabe leer/ escribir?” (Historia de los censos argentinos | Museo Histórico Sarmiento 27/4/2021)
De acuerdo a los datos de ese entonces el territorio estaba habitado por 1.877.490 personas, 897.780 varones y 843.572 mujeres.
En relación a la edad, muchos de los censados desconocían el año de su nacimiento entonces era habitual que redondearan la edad a números terminados en 5 y 0. 234 personas informaron que pasaban los 100 años.
Los resultados del primer censo nacional fueron publicados tres años después, en 1872 debido a la epidemia de la fiebre amarilla y los procesos especiales de impresión que se requerían.
A pesar de que se había establecido que los censos nacionales fueran cada diez años, el segundo censo se realizó en 1895. A la edición de ese año se le agregó un censo industrial y agropecuario.
Huellas de la escuela destaca el valor documental de los censos para el estudio y la investigación de la historia educativa argentina.