Recuperar en el texto Pininos la huella de un momento histórico de la enseñanza, la lectura y la escritura de los niños en la Ciudad de Buenos Aires. Los textos que siguen intentan significar al maestro, a los niños y al libro, protagonistas de la escuela de entonces.
Pininos. Libro primero de lectura fue escrito por el pedagogo Pablo Pizzurno y reeditado por la Librería del Colegio (Buenos Aires) en 1956. En este libro, Pizzurno realiza recomendaciones a los maestros, dando cuenta del proceso de enseñanza de la lectoescritura y lecturas para los niños.
Pizzurno escribió varios libros para la enseñanza de las primeras letras. En 1922 se publicó la primera edición de Pininos para que los maestros enseñen y los niños aprendan a leer y escribir. Pininos es el primer libro de una serie de libros de lectura realizados por el autor:
- Pininos - Moderno método de la lectura rudimentaria;
- Progresa (El libro del Escolar, I);
- Prosigue (El libro del escolar II) y
- Persevera (El Libro del Escolar III).
Este texto mantuvo su vigencia, evidenciada en sus numerosas reediciones hasta 1956. Era un libro de tapa dura, de tamaño pequeño y poco peso, para que los pequeños pudieran manipularlo y los docentes sostenerlo con facilidad. Contiene ilustraciones y los espacios no están saturados.
En la última página, y a modo de cierre del proceso de aprendizaje de la lectura y de la escritura, Pizzurno describió desde la mirada del niño la adquisición de las primeras letras para esa época:
Ya sabemos leer
En mi clase no empezamos a usar el libro de lectura desde el primer día.
La maestra quiso que ante todo hiciéramos ejercicios preparatorios; pero no muchos.
Pronunciamos con claridad palabras diversas, en oraciones.
Con las palabras compusimos pequeñas frases.
También ejercitamos la mano y la vista en la escritura.
Trazamos en el pizarrón algunas líneas rectas y curvas en distintas posiciones.
Todo lo reproducimos sobre el papel.
Cuando empezamos a usar el libro, hicimos progresos rápidos en la lectura y la escritura.
Sin tardar leímos frases, al principio, sencillas, después más complicadas.
Así nos resultó agradable aprender. ¡Con cuánto gusto nos aplicábamos al trabajo!
Pronto vencimos las dificultades.
¡Qué alegría!
¡Poder leer todo lo que se nos presenta!
¡Y leerlo con naturalidad y expresión! (P. Pizzurno, 1956, p. 90).
Pizzurno comienza el libro con las recomendaciones para los educadores:
Es fundamental que el niño, desde los comienzos, no vea en las palabras una cosa muerta que nada dice a sus sentidos, ni a su inteligencia, ni a su corazón, o que por la multiplicidad de imágenes que despiertan en el cerebro distraen la atención en vez de concentrarla en forma provechosa. Ese efecto nocivo se produce, precisamente, con la abundancia de palabras y frases sin conexión entre sí. (Pizzurno, 1922/1956, p. 5)
La palabra pininos significa “cada uno de los primeros pasos”, según el diccionario de la Real Academia Española.
También entrega a los docentes una lista de 20 recomendaciones prácticas para la aplicación del método de enseñanza y las destina para grados que no superan los 30 alumnos. Las recomendaciones del educador a los maestros son:
1. Corríjase los vicios de pronunciación y de lenguaje.
2. Enséñese a gobernar la respiración.
3. Hágase leer, cada palabra como un todo, primero con la vista, en silencio, luego en alta voz sin silabear.
4. De igual manera, al leer, no se permita aislar, en las oraciones, las palabras que en la conversación natural se pronuncian ligadas.
5. Evítese el canto, al leer como al hablar.
6. Hágase leer con alguna frecuencia, simultáneamente, a grupos de niños, y también a toda la clase, como medio de que todos lean más veces en alta voz dentro del escaso tiempo disponible.
7. Pero debe cultivar la lectura independiente; no vaciar a todos los lectores en el mismo molde; mostrar que se puede ser natural, verdadero, de distinto modo, en la misma frase.
8. Dé el maestro, constantemente, modelos variados de entonación natural.
9. Hágase ejercicios de lectura rápida; de corrido; pero con inteligencia.
10. Cuídese las voces; corríjase las destempladas, las nasales, etc.
11. Deténgase el maestro, en lo posible, con los defectuosos, atendiéndolos a veces por separado.
12. Procúrese que escriban todos con buena letra desde el principio.
13 Cuídese el modo de tomar la pluma y la posición del cuerpo.
14. No se deje a la vista palabra escrita con mala ortografía (…).
15. No se prolongue las lecciones, no deben exceder como regla de veinte minutos (…).
16. Consérvese el interés exigiendo el esfuerzo (…).
17. No se interrumpa los ejercicios de lectura para pedir explicaciones.
18. Téngase siempre preparado de antemano el material de enseñanza.
19. A cierta altura del estudio utilícese otros libros (…).
20. No se impaciente el maestro ante los tropiezos (…).
(Pizzurno, 1922/1956, p. 7).
Hacer efectiva la enseñanza requería de prescripciones claras para todos los maestros, para todos los niños.