Rosario quedó huérfana, acompañada por el afecto de sus tíos y primos. Estudió en la primera Escuela Normal de Maestras, concebida bajo el legado de las docentes norteamericanas traídas por Domingo Faustino Sarmiento a estas tierras del sur de América.
La Escuela Normal de Maestras sembró inquietud en su espíritu. La educación del niño/a fue fundamental para el desarrollo de su pedagogía renovadora, de acuerdo con el legado de la enseñanza de la investigación educativa que las maestras americanas transmitieron. Así fue como el niño/a fue la inspiración de su didáctica, y el amor a la patria, su pedagogía.
Personificó un nuevo lugar de la mujer criolla e intelectual que debatía con los hombres de su época. Sus posturas éticas y sus ideas pedagógicas agitaban a la sociedad. Debatió sobre la propuesta de María Montessori y con Hipólito Yrigoyen, con quien fue contemporánea en el Normal N.º 1. Su presencia se imponía, y así de firme y explícita fue su renuncia. Su cesantía como rectora de la Escuela Normal N.º 1 le causó dolor. Ella pidió en su carta de renuncia que la historia la juzgue, y aquí homenajeamos sus ideas, trabajo y valentía.
Fortaleció la formación de maestros creando y dirigiendo escuelas normales, y diseñó una escuela modelo para la Argentina. Difundió el nivel inicial instaurando el profesorado y fundando asociaciones de maestros. Su pedagogía patriótica implicó una didáctica sobre la escena geográfica de un país potente. Sus escritos contienen la lógica de una hacedora que construyó una política educativa resolviendo los avatares de su tiempo.
A lo largo de su trayectoria buscó sin cesar la coherencia entre la pedagogía y la práctica del aula, con propuestas reformistas y novedosas.
Diseñó y difundió, con su gran capacidad de trabajo, una pedagogía argentina con fundamentos científicos donde la actividad manual cobró un significado singular y formativo.
Su obra trascendió el jardín de infantes y la escuela en su conjunto. No eligió la imprenta para la difusión de sus trabajos sino su presencia, las palabras y las actitudes. Una pedagogía hecha vida para compartir. Hasta el día de hoy, su influencia marca el hacer cotidiano de nuestra escuela.
«La escuela argentina tiene numerosos problemas que resolver, muchos de los cuales preocupan seriamente la atención de nuestros gobernantes; a todos nos toca secundar los buenos propósitos, porque como esos problemas se extienden a la sociedad y a la vida, a todos corresponde su parte». Rosario Vera Peñaloza. (El monitor de la Educación Común (septiembre 1940) Consejo Nacional de Educación)