La orilla opuesta. Estanislao Florido
El artista aborda la práctica artística valiéndose de la apropiación de obras emblemáticas y fotografías documentales del archivo del museo, sometidas a un proceso de desmaterialización (y consecuente recomposición) capaz de engrosar su registro temporal.
Concebir la historia del arte como disciplina anacrónica es aceptar el reto de ver una imagen y detenerse ante el tiempo, aceptar que esa imagen es portadora de memoria, y que supone un montaje de tiempos heterogéneos y discontinuos, a su vez interconectados. Estanislao Florido se hace carne en este concepto y aborda la práctica artística valiéndose de la apropiación de obras emblemáticas y fotografías documentales del archivo del museo, sometidas a un proceso de desmaterialización (y consecuente recomposición) capaz de engrosar su registro temporal. Pero este procedimiento atraviesa una modalidad doble, que son los escenarios de la pintura y el video, donde el artista apela a herramientas tradicionales y tecnológicas respectivamente para fragmentar y reconstruir los vínculos entre ambos lenguajes.
Si caminar La Boca es sentir el peso del encuentro entre comunidades, las de ayer y las de hoy, alterar el punto de vista, y contemplar su paisaje cultural desde el agua misma, propone una experiencia territorial superadora. Florido se sumó a las recorridas por el Riachuelo organizadas por la gestora Andrea Cuesta Ferrarazo a bordo de embarcaciones provistas por la Dirección General de Limpieza, encontrando en la silueta del icónico Puente Transbordador un motivo para sus obras: son pinturas de cierto hálito metafísico surrealista, donde convive la geometría de su estructura arquitectónica con la organicidad del espejo de agua, compuesta por huidizos y delgadísimos filamentos. Una paleta de color plomizo emerge del propio río y cubre el fondo de algunas escenas a modo de pantone de las aguas, aunque el artista admite acercarse a él de manera intuitiva y no científica.
Asimismo, las proyecciones de la sala transitan los pliegues in between de la pintura y la animación digital, esos espacios fronterizos en los que convergen ambas expresiones y exprimen la atemporalidad del arte, siempre densa y viscosa, tendiente a navegar entre la actualidad y lo pretérito como un bucle en continua retroalimentación. De esta forma, Florido hilvana un universo boquense escondido, descosido y vuelto a remendar de la mano del contemporáneo videoarte y la clásica pintura.