Ricardo Nicolás Mitolo

El Museo Benito Quinquela Martín presenta la exposición “La naturaleza después del desastre”, con obras de Ricardo Nicolás Mitolo. Se podrá visitar desde el 20 de mayo hasta el 9 de Julio en la Sala Miguel C. Victorica

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Oriundo del barrio de La Boca y admirador de sus grandes maestros, Mitolo resignifica la práctica del arte au plein air como posicionamiento de resistencia frente a las transformaciones urbanas del sur de la ciudad. Pinturas de pequeño formato, tintas y dibujos de escenas naturales abrigan la esperanza en una belleza aún posible de encontrar.

Ricardo Nicolás Mitolo

El trinar de los pájaros como música de cámara, el aroma fresco de las hojas húmedas, el crujir de las ramas acompasado por el viento, el zumbido de los insectos reverberando en el ambiente… En medio de esta experiencia sensorial, se abre el telón al escenario de trabajo de Ricardo Mitolo. Un artista que se adentra en el motivo para vivenciar en forma inmersiva lo que elige pintar. Con un banco plegable, un sombrero que lo proteja del sol abrasador, un pequeño caballete portátil y una cajilla de cedro para trasladar sus materiales (un guardavalores de su abuelo al que le grabó sus iniciales), es suficiente para él.

A simple vista, Mitolo es un defensor de la práctica tradicional au plein air, aquella revolución del siglo XIX por la que los artistas comenzaron a plasmar paisajes captados del natural, privilegiando los efectos de las variaciones tonales y lumínicas a través de pinceladas sueltas y rápidas. Pero hay en su obra una resignificación más profunda, como postura de resistencia ante lo que ya no está, porque en las décadas de los 80’ y los 90’, se dedicó a pintar las escenas ribereñas, repletas de barcos y conventillos. Cuando la actividad portuaria cesó definitivamente y La Boca sufrió una degradación arquitectónica generalizada, se vio obligado a migrar hacia otros asuntos. Mitolo mira las obras de aquellos años y expresa con nostalgia: “estas fueron antes del desastre...” 

Había perdido su motivación, pero entonces le quedaba la naturaleza… Estaba ahí, virgen, impoluta. Se lucía sensualmente como su nuevo refugio, lo invitaba a cobijarlo como si fuera un sobreviviente de aquel pasado que ya no volvería. Entonces el pintor convirtió en poesía visual todo ese entorno que se ofrecía sincero ante sus ojos: se trasladó en ocasiones a espacios distantes, aunque prefirió su Costa Atlántica, la Reserva Ecológica porteña y hasta el espacio que habita en Catalinas Sur. Eternizó a cada árbol de esos terrenos como si se tratara de seres humanos con ADN propio, construyó cada horizonte desde el cromatismo y el claroscuro, haciendo bailar su composición entre los matices de las sombras. 

Y así continúa produciendo imágenes como las que se pueden ver en esta exposición, que corresponden a los últimos períodos de su carrera, demostrando, también en su calidad de Ex-combatiente de la Guerra de Malvinas, que se puede encontrar belleza después del desastre.


Lic. Yamila Valeiras - Curadora MBQM