El clima de nuestra ciudad viene mostrando cambios significativos en los últimos 60 años con relación al aumento de la temperatura media y de las precipitaciones. Estos cambios suponen una mayor frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos extremos, como las olas de calor, las sudestadas, lluvias extremas, entre otros. Asimismo, las proyecciones climáticas para lo que resta del siglo XXI indican que los cambios observados tenderán a profundizarse y que esas tendencias no podrán revertirse en el corto y mediano plazo.
Estamos frente a retos demográficos, ambientales, económicos, sociales y espaciales sin precedentes y nuestra Ciudad debe adaptarse porque más allá de las acciones de mitigación, las repercusiones del clima son parte de la realidad actual. La adaptación es esencial. Por eso, estamos trabajando para convertir a la Ciudad en un lugar que proteja y mejore la vida de todos los vecinos, sin dejar a nadie atrás.
En ese marco, este Plan de Adaptación al Agua surge de la evidencia de que el 90% de los desastres naturales tienen su origen en el agua; por lo tanto, es un desafío a abordar para alcanzar el desarrollo sostenible y resiliente de nuestra Ciudad.