Como en las novelas o en la vida real, las mujeres dedicadas a la ciencia siempre han marcado diferencia. Marianne North, Elizabeth Blackwell, o Anna Worsley estudiaban, catalogaban o dibujaban las especies vegetales con gran belleza y conservaron cada detalle de la flor o la hoja en listas, acuarelas o grabados que hasta la actualidad son motivo de admiración. La Sala North, en Kew Gardens, que exhibe los dibujos botánicos de Marianne, es de una belleza conmovedora.
Varios siglos más acá, las mujeres botánicas también hacen diferencia. Son aplicadas, detallistas y fuertemente apasionadas. Ya sea que se dediquen a la taxonomía, al estudio de determinadas familias, al dibujo científico o al cultivo para la investigación, merecen en reconocimiento de quienes comparten sus carreras o, simplemente de quienes utilizan sus saberes, aún sin conocerlas.
El Jardín Botánico participó en estos días de la Semana de la Ciencia a nivel nacional, en coordinación con el Instituto de Botánica Darwinion, perteneciente al CONICET. Por segundo año consecutivo, nuestros visitantes tuvieron la oportunidad de mirar a través de lentes de lupas y microscopios cuáles son los secretos “invisibles” de los tejidos vegetales, los frutos y las flores. Los chicos pudieron dibujar especies vegetales guiados por las manos de expertos dibujantes botánicos, o de hacer grabados sobre madera o de hacer divertidas “Expediciones Botánicas” dirigidas a conocer determinadas familias botánicas.
Pero detrás de todo esto, estaban “ellas”. Las mujeres botánicas, las mujeres “darwinianas” que a lo largo de la historia de la ciencia botánica del país, estudiaron nuestra flora, la dibujaron, la catalogaron.
Para ellas fue el homenaje de este año de la Semana de la Ciencia en el Jardín Botánico. Gracias al Instituto Darwinion; y a sus mujeres y hombres que hablan de plantas.