Martes 21 de Abril de 2020

Médicos y médicas de los polideportivos porteños ahora colaboran en el SAME

Debido al coronavirus, las 68 disciplinas deportivas que ofrecía la Ciudad fueron suspendidas y los polideportivos se cerraron o se convirtieron en paradores. En la actualidad, quienes trabajaban allí atienden llamados de personas con síntomas de contagio.

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Los servicios que ofrecía la Ciudad fueron redimensionados o transformados ante el desafío que generó la pandemia del coronavirus, y el deporte no escapó a esta readecuación.

Las 68 disciplinas deportivas que se ofrecían fueron suspendidas y todos los polideportivos se cerraron.

Muchos de ellos se equiparon para convertirse en paradores para gente en situación de calle las 24 horas, los 7 días de la semana.

En este contexto, 30 médicos y médicas que allí estaban fueron al Centro de Operaciones del SAME bajo la Dirección General de Planificación Sanitaria, pasando a formar parte del equipo que está enfrentando al COVID 19.

Antes tenían la función de asistir a usuarios de polideportivos: se encargaban de la revisación médica para piletas y la atención de emergencias. Ahora se encargan de atender aquellos llamados de personas que presentan posibles síntomas de contagio, los cuales les son derivados por el 107.

Paula Pereiro, médica generalista que presta servicios habitualmente en el polideportivo Santojanni y en un centro de salud de La Matanza, cuenta sus sensaciones de este nuevo rol: “Es una actividad totalmente diferente y novedosa porque tanto en el polideportivo como en el consultorio de Villa Celina siempre atendemos de manera presencial. Esto es diferente, ya que la evaluación se realiza telefónicamente”. La responsabilidad no es menor, su decisión implica movilizar todo un equipo del SAME y del otro lado, obviamente, está la salud del paciente.

En este nuevo contexto, que rompió sus modos de evaluar pacientes, también debe enfrentar el desafío de la actualización diaria de protocolos: “El martes, si un paciente tenía estado febril y síntomas respiratorios eran condiciones necesarias para enviar una ambulancia, pero cuando volví a tomar servicio el sábado cambió y se requiere que antes de derivar el equipo de emergencias debemos hacer una mayor evaluación del contexto con preguntas de más profundidad".

"Miedo no tenemos. Hay que tener respeto por la situación".
(Luciana Tucciarelli, infectóloga)


En este sentido, la médica infectóloga Luciana Tucciarelli, del polideportivo Martín Fierro y también integrante del call center de Salud, sostiene: “Es algo nuevo a nivel mundial, estamos conociendo la dinámica del virus ahora, por eso los protocolos se ajustan constantemente y nuestro desafío es adaptarnos a los lineamientos que las autoridades nos van dando”. El año pasado, cuando terminó su especialización de infectóloga en el Muñiz, nunca imaginó estar en este momento histórico y cuenta sus sensaciones. “Miedo no tengo, hay que tener respeto por la situación”, dice quien no ve a su familia debido a su trabajo, que se divide entre el triage telefónico del SAME y la guardia del hospital Muñiz.

En los llamados estas profesionales se encuentran con las situaciones más diversas, con gente que no sólo llama por síntomas, sino por recomendaciones y diversas cuestiones vinculadas a la salud, pero también sus estados de ánimo. “Ayer me llamó una persona para contarme que un familiar había ido al banco y estaba preocupada por si le pasaba algo”, ejemplifica Pereiro.

Este aspecto más relacionado con la contención de la gente es explicado por Adriana Moyano, psiquiatra infantil que también integra el equipo de triage COVID 19 del SAME y llegó desde el polideportivo de Parque Chacabuco, donde trabaja hace 6 años. “La gente a veces llama con mucho miedo y ansiedad, entonces, más allá de diagnosticar y activar el protocolo necesitamos entender la demanda y saber comprender lo que le sucede”, explica Moyano. Ante esos casos, sostiene que el desafío no es activar un protocolo, o despachar una ambulancia, sino que se busca que la persona “se quede tranquila, que sepa que alguien la escuchó, la entendió y asesoró”.

Los profesionales atienden llamados relacionados a síntomas, pero también los consultan por recomendaciones y estados de ánimo


Otros casos que todas las médicas coinciden es que muchos llaman por Coronvairus y, al avanzar en la indagatoria, los síntomas tienen más similitudes con Dengue. "En ese caso la recomendación es ir a que se atienda a un hospital con las medidas de prevención correctas para salir de casa”, dice Moyano. Sobre la cantidad de llamados, la infectóloga Tucciarelli destaca: “Que la gente llame al SAME es buena señal, es lo positivo, que se quede en casa y no venga directamente”.

Moyano ahonda más en los trasfondos ajenos al virus que hay en las llamadas telefónicas. “Un señor llamó sin síntoma pero estaba asustado, no podía dormir, estaba pendiente de lo que le pasaba, se empezó a automedicar con un antidepresivo que requiere un tratamiento específico y regular para ser efectivo”, cuenta. Pero él lo hacía sin respectar periodicidad, ni criterio, lo hacía según sentía su estado de ánimo. Lo contraproducente de la situación, explica, es que así administrada, esa medicación altera más a la persona. “Allí no hubo protocolo, ni recomendación médica sobre COVID ni dengue, la sugerencia fue la medicación y recomendar técnicas de respiración, autocontrol y rutinas para conservar la tranquilidad”.

El triage está integrado por médicos de diversas especialidades, “lo que enriquece la capacidad de respuesta”, explica Moyano, ya que “los casos son puestos en común y cada uno, desde su especialidad, interviene para enriquecer la atención”.