La tecnología llega a todos lados, desde el fondo del mar con una cámara que estudia su composición, hasta un robot que llega a Marte. Quien no utiliza sus avances se siente fuera de conversaciones y actividades habituales del día a día. Esto sucede con algunos Adultos Mayores en la Ciudad de Buenos Aires y en todo el mundo, y es algo que puede cambiar si nos lo proponemos.
Según datos del INDEC del 2014, en una encuesta nacional sobre calidad de vida de Adultos Mayores del 2012, éstos no utilizan Internet por temor, inseguridad, desconfianza, miedo a equivocarse y desconocimiento sobre el tema. Además influye la falta de hábito, la preferencia personal, o el bajo interés. Son todas razones que pueden mitigarse con una mejor comunicación, de la mano del marketing de las piezas tecnológicas, y con la ayuda de la población menor. La publicidad de los artefactos tecnológicos no es dirigida a los adultos mayores porque no creen que sea redituable, pero es un sector de la población que crece día a día, y que necesita de estas herramientas más que nunca.
Según la misma encuesta, la mayoría de los Adultos Mayores utilizan Facebook para ponerse en contacto con sus conocidos. Estas cifras se reflejan en los números de la red social de Mark Zuckerberg: el 90% de los usuarios nuevos del 2015 tienen más de 50 años. Se están empezando a acercar a Facebook, un lugar conocido por sus seres queridos menores, que han sido desplazados por sus padres y abuelos. Es donde pueden interactuar con amigos, familiares y conocidos en la comodidad de sus hogares, sin colas ni cambios de temperatura bruscos, a un sólo click. Además, utilizan Internet para buscar en Google, leer diarios y, algunos, hasta para hacer transacciones.
Gracias a la popularización de los celulares inteligentes cada vez son más los Adultos Mayores que utilizan la tecnología para sus trámites del día a día. Está claro que los Adultos Mayores de ahora no eran los mismos que hace 20 años, algunos miran televisión por el celular y hasta utilizan el homebanking. Estas herramientas son la clave para una mejor calidad de vida, dejando atrás la alienación de la vejez y el sentimiento de soledad que la conlleva. Que se acerquen a la tecnología sin temor es trabajo de los más jóvenes. No se puede tener miedo al desconocimiento y a equivocarse cuando hay alguien que te puede enseñar.
No se pueden poner barreras entre el Adulto Mayor y la tecnología, ya que esta última le va a permitir traspasar las propias barreras que le da la edad: las físicas y mentales. Desde acceder a un banco en su propio hogar, hasta aprender un nuevo idioma; escuchar música que no encuentran en las radios modernas, leer sus letras; investigar su árbol familiar. Son todas herramientas para mejorar sus vidas, y por qué no, acercarlos al resto de la población, que también tiene mucho que aprender de ellos.
*Escrito por Luciana Servente, Lic. en Comunicación Social.