La colección escultórica sigue criterios análogos a los del patrimonio pictórico, es decir, la cuidadosa selección de obras de carácter “nacional”, que ayudan a asentar un sentimiento de pertenencia al territorio argentino. A esto se suma la relación estrecha que Quinquela establece con sus colegas, la cual lo conduce a transformarse en un verdadero coleccionista con gran personalidad moderna, ya que está en constante relación con los salones nacionales y también con los debates internacionales del campo artístico.
Roberto Capurro (1903-1971). El arponero, s/d. Bronce. 123 x 126 x 32 cm
El museo cuenta con cerca de 200 esculturas de artistas afamados y otros de menor reconocimiento en el medio artístico. Para todos ellos, sin jerarquías, dedica el espacio privilegiado de las terrazas, que miran hacia la Vuelta de Rocha y posibilitan una perspectiva panorámica al histórico Riachuelo.
Hidelberg Ferrino (1923-1997). Chúcaros, s/d. Bronce. 32 x 48,5 x 46 cm
El emplazamiento de las esculturas permite el recorrido de las mismas en 360°, posibilitando que un espectador activo las rodee por completo y pueda ir descubriendo más información sobre las figuras a medida que se mueve a su alrededor.
Juan Francisco Hipólito Berrone (1893-1983). Sfinx, s/d. Bronce. 41 x 31 x 22 cm
Detrás de todas las piezas existe una labor activa de Quinquela, ya que durante ciertas crisis económicas que aquejaban al país, el artista costeaba la fundición de aquellas obras cuyos artífices no habían podido solventar los gastos. Además, Quinquela fomentaba las exposiciones de dichos colegas y hasta ayudaba a sus familias monetariamente.
