Suárez 500. Una cuadra, un universo

Los relatos que Héctor Bulens compartía en ruedas de amigos, solían volver una y otra vez a Suárez al 500, la cuadra de su infancia y mocedad; y en algún momento dimos en pensar que esos cien metros, de alguna forma resumían la historia de la humanidad. Porque en ese caserío, en aquellos patios y veredas, se había desplegado el escenario arquetípico de un “teatro del mundo” capaz de abarcarlo todo.

Compartir en redes

El Barrio de La Boca es un espacio mágico, donde arte y vida son un todo indiscernible, y en el cual memoria y tradiciones culturales se hacen presentes cada día en el alma del vecindario.

Pasado legendario que se convierte en simiente de innovación y futuro. Apasionados intercambios y debates, que actualizan la esencia de una aldea que fue posible gracias a un sabio y muy particular encuentro de diversidades.

Esta breve semblanza del pulso cotidiano boquense podría describir la génesis de la exposición que ahora presentamos. Proyecto nacido casi al azar, y entretejido inicialmente en informales encuentros y conversaciones con Héctor Ricardo Bulens, un queridísimo vecino que en su alma sintetizaba a su (nuestro) amado barrio.

Los relatos que Héctor compartía en ruedas de amigos, solían volver una y otra vez a Suárez al 500, la cuadra de su infancia y mocedad; y en algún momento dimos en pensar que esos cien metros, de alguna forma resumían la historia de la humanidad. Porque en ese caserío, en aquellos patios y veredas, se había desplegado el escenario arquetípico de un “teatro del mundo” capaz de abarcarlo todo.

En los apasionados relatos de Bulens, mágicamente desfilaban por la calle Suárez todos los matices del alma humana: la solidaridad, el desencuentro, los amores felices y los otros, los vecinos célebres, las grandes alegrías y tragedias, las pasiones políticas, el sueño del arte, los bares y clubes como espacios de socialización e informales aprendizajes… Todo parecía haberse gestado, o haber sucedido allí, como un “Aleph” en el que sin importar tiempo o lugar, podríamos reconocernos. Seguramente porque cada calle del mundo es, en cierta forma similar a Suárez al 500.

Inevitable y naturalmente deseamos darle forma a tan rica expresión de nuestro patrimonio inmaterial, y junto a Bulens comenzamos a proyectar esta exposición que reúne testimonios suyos y de otros vecinos, junto a documentos, fotografías, objetos y obras de arte.

Propiciando el encuentro entre distintas generaciones de boquenses, el arduo trabajo de generar y ordenar el material necesario fue encomendado a Ignacio Tkaczyk Barone, el integrante más joven de los equipos de trabajo del MBQM, cuyo talento y compromiso ha honrado este proyecto.

Un doloroso e inesperado destino, hizo que Héctor Ricardo Bulens nos dejara hace muy poco tiempo; y lo que iba a ser una más de tantas celebraciones conjuntas, hoy es tributo y sentido homenaje a uno de los hijos dilectos del barrio.

Presentamos esta exposición, intuyendo que cien metros pueden alcanzar para representar el universo. Del mismo modo que el inmenso corazón de Héctor, será siempre el espejo de lo más noble y bueno de nuestra gente.