Serología y pedagogía positivas

…. así titula su relato Agustina Tocalli-Beller para la “Muestra colectiva: Postales domésticas de la cuarentena en la Ciudad”
Convengamos que la palabra POSITIVO junto al término SEROLOGÍA durante una pandemia nos ponen a todos en alerta y en acción. Sin embargo, eso que sucede tan terrible en la calle quizás puede ofrecer un ejemplo didáctico para quienes tienen la difícil tarea de enseñar a distancia a lo largo de la cuarentena. Entonces ¿podría también la serología positiva inyectar una cuota de realidad y responsabilidad para que una lección de frutos dentro y fuera del aula? Este breve cuento sobre una clase de Lengua de 4to grado te invita a contestarte esta pregunta

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— El diptongo es creciente cuando se juntan una vocal débil y una vocal fuerte en una misma sílaba. Como en la palabra cuarentena que también es creciente porque cada vez hay más casos de una persona enferma, débil, que se junta con otra sana, fuerte. Un mosaico de caritas en la computadora de la maestra de Lengua de cuarto grado se mostraba expectante.

—Si separamos en sílabas CUA-REN-TE-NA, la U y la A es como si se hubieran contagiado, quedan juntas— continúo la maestra y enseguida los puso a pensar:

—Díganme ahora, chicos, palabras relacionadas a cuarentena.

—Enfermedad— fue la primera. Pero la maestra replicó:

—Sin diptongo.

—Virus.

—Sin diptongo— insistió.

—Hospital

—¡No tiene diptongo!

Entonces sus alumnos comprendieron el desafío planteado para esa lección devenida en concurso.

—Contagio.

—¡I+O, diptongo creciente! Muy bien.

—Guantes.

—U+A. Excelente.

—Limpiar.

—Boca— se apresuró alguien quien rápidamente encontró las palabras con diptongo que buscaba: lengua y labios.

—¡Maravillosos ejemplos crecientes con U+A e I+O! ¿Hay más?, —preguntó la maestra prediciendo y celebrando de antemano lo que sucedería a continuación.

2.

Los niños comenzaron a compartir no solo diptongos sino sus sentimientos y pensamientos sobre la pandemia resumidos en una sola palabra. —Cuarto.

—Aplausos.

—Encierro.

—Afuera.

—Aire.

—Riesgo.

—¡Cuidado!

—Encierro.

—Ya lo dijeron, pero muy bien— los animó a continuar. Porque un ejemplo suscitaba otro.

—¡Aislado!

—¡Cansancio!

—Familia.

—Abuelos.

—Acariciar.

—Urgencia.

—Paciente.

—Miedo.

—Muerte.

Se hizo un gran silencio. Entonces la Señorita lo llamó y separó por su nombre:

—SI- LEN- CIO, también tiene diptongo ascendente en la última sílaba ¿verdad?

—Sí, y NO-TI-CIAS, también—contestó quien quiso avivar el juego por lo entretenido y sincero que estaba resultando.

—Diarios—continuó otro.

—Radio.

—Distancia.

—Social.

3.

—Ciudad vacía— aventuró una voz triste.

Esta vez la Señorita comentó y, también, corrigió.

—CIU- DAD es correcta, pero VA- CÍ- A no tiene diptongo creciente. Aunque hay una vocal débil y una fuerte, ya no están juntas porque el acento que tiene una la separa de la otra. ¿Recuerdan el sinónimo de acento, chicos? Acento ¿o…? ¡Vamos! acento ¿o…?, empieza con T…

—¡Tapabocas! —contestó con gran entusiasmo un alumno. La clase entera se rio fuerte. Y ese día la lección además de no ser tildada de aburrida, dio frutos dentro y fuera del aula. Porque no es suficiente con que las personas “nos separemos en sílabas” durante esta pandemia, también hay que seguir otras reglas y consignas para evitar acentuarla…