Nació el 12 de Julio de 1780 en la actual Bolivia, ex Virreinato del Rio de la Plata. Fue una de las mujeres más combatientes que han traspasado el umbral de la fama, destacándose en el reclutamiento de soldados indígenas para la causa patriota. Intervino en las campañas del ejército patriota enviado desde Buenos Aires. En Huaqui sus bienes fueron confiscados y debió huir a las montañas, pero los triunfos de Tucumán y Salta le permitieron regresar a Chuquisaca. Fue cuando Juana acompañó a su marido y reclutó una tropa de indios con los que iniciaron la llamada guerra de las republiquetas, vistió de soldado y aprendió a usar el sable.
Aunque era mestiza, conocía la cultura indígena de la zona y sabía hablar aymara, lo que explicaba su éxito en esta empresa. Con este ejército rudimentario, la pareja de guerrilleros siguió la suerte cambiante de las armas patriotas, causando serios perjuicios a los españoles. Durante estas sangrientas campañas Juana perdió a sus cuatro hijos. Al llegar 1816 había cumplido numerosas hazañas y, acompañada por una tropa de amazonas, dirigía cargas de caballería y luchaba a la par de los más valientes. El General Belgrano comunicó al Director Supremo Pueyrredón que Juana había tomado una bandera enemiga en el asalto de Chuquisaca y la recomendaba lo mismo que a sus compañeras. En la Laguna se batieron valerosamente, pero Padilla fue muerto, en tanto su esposa continuaba la lucha y el Gobierno de Buenos Aires le confería la nombró Tenienta Coronela.
Posteriormente se trasladó a Salta para unirse a Güemes hasta 1825 cuando el Alto Perú se convirtió en República Independiente y el gobierno de Salta le entregó a pedido suyo cuatro mulas y cincuentas pesos fuertes para viajar a Chuquisaca. Allí recibió la visita de Bolívar y falleció en su ciudad natal el 25 de mayo de 1862.