El sábado 6 a las 20 horas y el domingo 7 a las 19, el Ballet Estable del Teatro Colón, dirigido por Mario Galizzi, protagonizará esta cantata escénica con música de Carl Orff en la versión que cuenta con la coreografía, libreto y puesta en escena de Mauricio Wainrot.
Entrega de entradas, una hora antes de la función, por orden de llegada.
Carmina Burana es la denominación en latín que recibió una colección de cantos goliardos de los siglos XII y XIII reunidos en un manuscrito encontrado en Baviera, Alemania. La compilación no presenta unidad temática o lingüística, y se considera la más grande y antigua colección de poemas laicos medievales. El músico alemán Carl Orff seleccionó algunos de estos textos para componer su obra homónima, una cantanta escénica estrenada en 1937.
La obra se presenta de forma monumental, para un gran escenario, una gran producción, un conjunto numeroso de bailarines (originalmente requería setenta) y que exige un importante despliegue de movimiento.
La estructura de esta pieza de Wainrot presenta una organización en cinco escenas, que se encuentran dispuestas de manera cíclica, es decir que la obra empieza y termina con “Fortuna imperatrix mundi”. Las escenas intermedias son “Primo vere”, “In taberna” y “Cour d’Amours”. Como un motivo atemporal, la Fortuna enmarca las acciones humanas. Dice el poema que la Fortuna, como la luna, cambia de estado, crece y decrece. Gira su rueda, eternamente, “ahora se endurece / y luego alivia / como un juego”. Como ya se ha comentado, si bien Wainrot no representa el contenido del poema, la rueda (la circularidad) se transforma en un motivo coreográfico para la organización de la danza y del espacio.