Alejandra Peralta vivía en una casa en las colinas de Bergamo, en Italia, junto a su familia y algunos animales, especialmente caballos que rescataban del matadero. Un día, navegando en Facebook, encontró una asociación que ayudaba a los galgos de España y se enteró lo que sucedía en ese país: miles de galgos descartados en las cacerías eran ahorcados de la manera más cruel. Alejandra quedó conmovida y así comenzó a trabajar para ayudar a esta raza de perros.
Hoy, instalada en la Argentina desde hace más de tres años, es la artífice de Adoptá un galgo en Argentina Facebook.com/adoptaungalgoenargentina, una asociación que se ocupa de rescatar a las víctimas de las carreras de galgos clandestinas, que cada fin de semana tienen lugar en muchísimos puntos de nuestro país. “Los galgos significan dinero, y cuando no son suficientemente ligeros o no sirven o se quiebran durante las competencias, son descartados y abandonados a su suerte”, cuenta Alejandra con lágrimas en sus ojos.
Sus dos primeros galgos fueron Paloma y Gaudí, “Los trajimos de España. Los iban a matar y pudimos salvarlos”, recuerda. Desde entonces nunca abandonó su causa. Luego de vivir veinte años en Italia, Alejandra se puso al tanto de la desesperante situación en nuestro país. Miles de galgos enfermos, deambulan por las rutas en busca de algún alimento, cuando se salvan de morir bajo las ruedas de los autos. Empezó rescatando uno, luego vino el segundo y así… hasta lograr una asociación que hoy en día encuentra hogar a decenas de galgos maltratados.
Pero Alejandra no está sola, su hija Sofía, psicóloga e “invalorable ayuda”, está a cargo de la difusión. “Buscamos voluntarios que puedan tener a los animales que vamos levantando de la calle por un tiempo en su casa, hasta que se recuperan. ¡Muchas veces se enamoran de ellos y se los quedan!, pues es una raza dulce y tranquila. Otras veces, pasan de hogar en hogar hasta que les conseguimos un lugar definitivo. Llegan traumados, desechos, pero, con amor y cuidados, se terminan recuperando.” Andrea Diratchette, también colabora con ella. “Es nuestra veterinaria, nos ayuda muchísimo. Cuando los levantamos van directo allí.”
“A veces, necesitamos dinero, otras un transporte y de esta manera vamos armando una cadena de favores”, cuentan Alejandra y Sofía. “Hace un tiempo, empezamos a reunirnos en los parques de Palermo con la gente que había adoptado galgos y que se iba sumando a nuestro proyecto. En el primer encuentro éramos veinte personas, ¡en el último fuimos quinientos! Allí, cada uno hace lo que puede. Unos tejen, otros hacen collares o mantas. Vendemos todo para ayudarlos”, dice entusiasmada y agradecida.
De esos encuentros fue que surgió Galgos Felices, un grupo que se formó a partir de la experiencia de la recuperación. “Nosotros somos una especie de Cruz Roja de los galgos. La idea es seguir ayudándolos y al mismo tiempo luchar para que se terminen las carreras y el maltrato. No damos abasto, pero lo positivo es que la gente empieza a conocer el problema y a descubrir estos perros dulces y mansos, que poco necesitan para volver a estar felices.”
Para conocer más sobre esta institución ingresá en: Facebook.com/adoptaungalgoenargentina