El 11 de junio se conmemora el día mundial del cáncer de próstata, con el objetivo de sensibilizar a la sociedad sobre esta enfermedad e informar de la importancia del diagnóstico precoz, de los recursos y posibilidades para su tratamiento.
La próstata es una glándula del aparato reproductor masculino que está ubicada por debajo y a la salida de la vejiga urinaria. Contiene células que producen parte del líquido seminal que protege y nutre a los espermatozoides.
El cáncer de próstata es un tumor maligno originado en las células prostáticas. Es el cáncer de mayor incidencia en hombres en nuestro país y ocupa el tercer lugar en mortalidad, luego del cáncer de pulmón y el cáncer colorrectal en varones.
Gracias al diagnóstico temprano, se permite una detección del tumor en estadios iniciales en los que la gran mayoría de ellos son curables.
En el Servicio de urología del Hospital Pirovano (Monroe 3555, Coghland) informan a la población y efectúan los controles preventivos y de detección temprana en consultorio externo de Urología general.
Ante un diagnóstico positivo para cáncer de próstata, en la sección Urooncología realizan asesoramiento, tratamiento y seguimiento. Logrando de esta manera un manejo integral del paciente en todos sus estadios.
La detección temprana se realiza mediante un control urológico el cual será a medida de cada paciente, teniendo en cuenta su edad y la presencia o no de factores predisponentes. El examen digital rectal y el antígeno prostático específico (PSA) son los pilares del diagnóstico temprano. El diagnóstico definitivo se determina a través de una biopsia prostática.
A partir de los 50 años se debe hacer un control preventivo anual y en pacientes con antecedentes familiares (padre o hermano) a partir de los 45 años.

Si bien no se conocen las causas exactas que originan el cáncer de próstata, existen factores de riesgo que favorecen su desarrollo:
Edad: es el principal factor de riesgo. Esta enfermedad es poco frecuente en hombres menores de 50 años y las probabilidades de padecerlo aumentan considerablemente con la edad.
Antecedentes familiares: el riesgo de un hombre es mayor si su padre o hermano tuvieron esta enfermedad. Cerca de un 10% de los cánceres de próstata pueden darse como resultado de una predisposición genética o hereditaria.
Dieta: algunos estudios sugieren que los hombres que consumen una dieta con gran contenido de grasa animal o carne pueden tener riesgo mayor de presentar cáncer de próstata. Los hombres que consumen una dieta rica en frutas y verduras pueden tener un riesgo menor.
Tratamiento
En etapas iniciales en donde el cáncer se encuentra limitado dentro de la próstata se puede optar por modalidades de tratamiento localizado, como la radiación de fuente externa (radioterapia), la implantación de semillas que emiten radiación en la próstata (braquiterapia) y la cirugía radical (prostatectomía). Estos tratamientos son equivalentes en cuanto a su efectividad, pero difieren en los efectos colaterales asociados y sus consecuencias, los más comunes son la disfunción eréctil y la incontinencia urinaria.
En tumores de bajo riesgo se puede utilizar una estrategia de vigilancia activa realizando un seguimiento del paciente basado en el PSA, el examen físico y realizar nuevas biopsias para ver si hubo un cambio con respecto al riesgo inicial. En estos casos, ante cualquier evidencia de progresión de la enfermedad, se iniciará tratamiento con fines curativos. El objetivo de la vigilancia activa es evitar las complicaciones relacionadas con el tratamiento sin perder la oportunidad de curación.
Es aconsejable que estos tratamientos sean efectuados en centros especializados, la opción de una terapia sobre otra debe ser discutida entre el paciente y el profesional tratante, teniendo en cuenta cada caso en particular. El crecimiento de las células del cáncer de próstata depende de la producción de hormonas masculinas como, por ejemplo, la testosterona, por lo cual el bloqueo de la producción de andrógenos constituye el pilar del tratamiento.
En casos de enfermedad avanzada o recurrente, con metástasis en órganos distantes de la próstata (hueso, hígado, pulmón), la terapia hormonal constituye el tratamiento en sus distintas modalidades: aplicación de un fármaco inyectable, indicación de un fármaco por vía oral o mediante la castración quirúrgica.
Cuando el tumor deja de responder a la terapia hormonal inicia una etapa que se conoce como “resistente a la castración”. Los tratamientos que se aplican en esta instancia son la quimioterapia por vía endovenosa, y una nueva alternativa de terapia hormonal recientemente desarrollada, en la que se indica medicación como Abiraterona y Enzalutamida por vía oral.