En los fundamentos del proyecto de ley que tuvo dictamen de Comisión (y fue sancionado sobre tablas con 59 votos positivos) se explicó que al igual que otras grandes capitales del mundo Buenos Aires posee un abundante y frondoso arbolado que constituye un valioso patrimonio. Y si bien la ciudad no tiene especies arbóreas autóctonas existen varias que son parte de la geografía urbana y de nuestra historia y entre ellas se destacan el jacarandá, el lapacho y la tipa, como las especies mejor desarrolladas.
Se argumentó que a diferencia de muchas ciudades del mundo, Buenos Aires no tiene hasta el presente una especie distintiva que la identifique. Y de todas la que se destaca es el jacarandá por su belleza en las diferentes floraciones que presenta durante el año engalanando calles y espacios verdes con su paleta de celestes azulados y liláceos. Se incorporó al paisaje porteño hacia fines del siglo XIX, en el arbolado de calles y plazas formando parte de alineaciones en las Avenidas San Juan y Callao, en Plaza de Mayo, Plaza Italia, Plaza Seeber, El Rosedal, en la Avenida Belgrano -que posee un ejemplar particular, que cada año florece sobre una rama con flores blancas-, entre otras. La legisladora Alejandra Caballero (PRO), autora de la iniciativa, señaló en el Recinto que "actualmente hay más de 11.000 ejemplares de los cuales 1.500 están en espacios verdes".
Jacarandá es un nombre de origen tupí que significa fragante. Nativo de la base de las yungas o selvas de montaña, en el noroeste de Argentina -Tucumán, Salta, Jujuy-, es uno de los árboles indígenas más bellos de nuestro país. Por las condiciones climáticas que le ofrece la ciudad en invierno, distintas a las de su hábitat natural, aquí pierde las hojas durante la primavera, justo antes de la floración. Tiene dos grandes momentos de floración, uno con el árbol sin hojas en noviembre y el otro de menor magnitud en febrero/marzo en latitud pampeana, de un color indefinible entre lila y celeste. Del néctar de sus flores se alimentan colibríes y aves, además de ser también una planta de hospedaje para mariposas. Figura en la lista roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN) como "especie vulnerable" por el avance de la agricultura en su hábitat original. La poetisa Maria Elena Walsh le dedicó un poema que es un clásico del cancionero infantil.