Miércoles 04 de Febrero de 2015

Francisco y la vocación de servicio

Durante la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se celebra en coincidencia con la fiesta de la Presentación del Señor, Francisco llamó a los religiosos a profundizar su vocación de obediencia y de servicio.

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Video: Gentileza Romereports

El Papa presidió una misa en la basílica de San Pedro con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se celebra en coincidencia con la fiesta de la Presentación del Señor. Francisco llamó a los religiosos a profundizar su vocación de obediencia y de servicio.

Junto con el pontífice, concelebraron sacerdotes de órdenes, congregaciones e institutos religiosos. La basílica papal estuvo repleta de religiosos y de religiosas de distintos carismas, llegados de diversas partes para participar de la celebración.

Luego de las lecturas del día, en las que se trae a reflexión el episodio evangélico de la presentación de Jesús en el templo, el Santo Padre invitó a imaginar a la figura de la Virgen María que camina con el Niño Jesús en sus brazos, lo lleva al templo y lo introduce en el pueblo.

Afirmó que estas instancias son como la “escalera” sobre la que el Hijo de Dios desciende hacia el hombre, por la escalera de la condescendencia de Dios.

De este modo, el obispo de Roma explicó el doble camino de Jesús: Él descendió para subir al Padre junto con nosotros, haciéndose como Él. Y este movimiento podemos contemplarlo “en el corazón imaginando la escena evangélica de María que entra en el templo con el Niño en brazos”, porque “la Virgen camina, pero es el Hijo quien camina antes que ella”.

“Quien sigue a Jesús se pone en el camino de la obediencia, como imitando la condescendencia del Señor, abajándose y haciendo propia la voluntad del Padre, también hasta la destrucción y la humillación de sí mismo”, aseguró el Papa. “Para un religioso -agregó- progresar es abajarse en el servicio”.

Por otro lado, el Papa explicó que este camino toma forma en la regla, marcada por el carisma del fundador. “La regla insustituible, para todo, es siempre el evangelio, este abajarse de Cristo, pero el Espíritu Santo, en su creatividad infinita, lo expresa también en distintas reglas de vida consagrada, pero todas nacen de la sequela Christi, de este camino de abajarse sirviendo”.

Fuente: Aica