De la familia Rubiaceae, el nombre del género rinde homenaje a Jean-Étienne Guettard (1715 –1786), un naturalista, botánico y mineralogista francés, miembro de la Academia de Ciencias de París.
Es una especie mesófita, es decir que crece y se reproduce en hábitats que no son ni demasiado secos ni demasiados húmedos, propio de zonas adyacentes a cursos de agua dulce como lagunas, cañadas, orillas de ríos. Se distribuye en esos ambientes en el sureste de Brasil, Paraguay, Uruguay y en nuestro país en las provincias de Buenos Aires, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa y Misiones.
De porte arbustivo, alcanza entre 3 y 5 metros de altura, de silueta aparasolada, con ramas abiertas que nacen opuestas en cruz, de allí su nombre vulgar; follaje persistente a semipersistente según las condiciones del lugar donde se desarrolla, con hojas simples, opuestas, de color verde oscuro y nervaduras marcadas, con el envés tapizado de pilosidad blanca.
Entre la primavera y el verano asoman, en los extremos de sus ramas, cimas de flores hermafroditas, sésiles, de poco más de un centímetro de largo, blancas con ligeros matices rosados, que atraen con su exquisita fragancia que recuerda el heliotropo. A fines del verano y otoño aparecen sus frutos, drupas oblongas de 8 a 10 milímetro de largo, que al madurar adquieren un aspecto negro aterciopelado y encierran una semilla lisa y casi cilíndrica. Las semillas germinan con facilidad, pero el jazmín crece lentamente.
En el jardín puede apreciarse en el cantero cercano a Las Heras sobre Plaza Italia.