Martes 15 de Diciembre de 2015

Histórico acuerdo mundial para combatir el calentamiento global

Autoridades de más de 190 países firmaron el "Acuerdo de París", un documento que contiene pautas y lineamientos legalmente vinculantes para enfrentar el cambio climático durante los próximos años.

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El impacto de la producción industrializada, el consumo energético y la emisión excesiva de gases de Efecto Invernadero (GEI) contribuye a la alteración climática global, afectando tanto al medio ambiente como al desarrollo socio-económico de los países. El cambio climático provoca el incremento de la intensidad y la regularidad con la que se suceden fenómenos meteorológicos tales como tormentas y altas temperaturas.

Para trabajar sobre la problemática se reunió la 21° Conferencia de las Partes (“COP” según sus siglas en inglés), órgano supremo que representa a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, en París, Francia.

Durante 12 días – desde el 30 de Noviembre al 11 de Diciembre – mandatarios y autoridades de 195 países – entre los que se encontraba Argentina - debatieron y elaboraron el plan de acción a futuro que marca las políticas que cada estado deberá encarar para combatir el calentamiento de la Tierra.

Aunque la COP se reúne anualmente, en su edición 2015 alcanzó el record en representación de países.

El pacto alcanzado estipula un techo para el aumento de la temperatura global y una asistencia tecnológica y económica a aquellos países en desarrollo. El documento, de 12 páginas, entrará en vigencia en el 2020, para lo cual necesitará la ratificación oficial de cada país en un plazo que va desde Abril del 2016 hasta el mismo mes del 2017.

El acuerdo no será vinculante para cada uno de los firmantes hasta que los 55 países que producen más del 50% de los gases de efecto Invernadero hayan ratificado el acuerdo a través de sus parlamentos u organismos pertinentes.

Las definiciones de cara al futuro

El documento viene acompañado con cada una de las pautas específicas que los países deberán cumplir.

Entre los puntos fuertes del acuerdo universal, se fijó que el incremento de la temperatura de la Tierra no debe alcanzar los 2° C en los próximos 100 años, números comparables a las etapas pre-industriales. La meta propuesta es no superar 1.5°. Se considera que un aumento mayor a ese dígito traería consecuencias graves para los países particularmente vulnerables. Las estimaciones de especialistas marcan que, si se mantiene la tendencia de contaminación, a finales del siglo se sobrepasarán los 3°.

El texto aborda la problemática ambiental de manera integral, al reconocer la relevancia de los bosques como sumideros y la obligatoriedad de preservarlos. Otras de las definiciones más relevantes refieren al apoyo financiero que deberán proveer las potencias a los países en vía de desarrollo. Se calculó un monto de USD 100 millones anuales a partir del 2020.

Antes de que el acuerdo entre en vigencia, en el año 2020, todos los países involucrados deberán encaminar sus esfuerzos para reducir progresivamente sus emisiones de GEI.

Para alcanzar los objetivos, se requiere el esfuerzo unificado de las autoridades y ciudadanos. Los Gobiernos nacionales, locales y regionales serán los encargados de aplicar políticas públicas que promuevan el consumo responsable y y las prácticas sustentables de los ciudadanos, así como también sancionar a empresas y comunidades que no cumplan con los requisitos básicos necesarios para cuidar el medio ambiente.

El Protocolo de Kyoto

En paralelo con la cumbre, se gestó la 11° Conferencia de las Partes en el Protocolo de Kyoto, un acuerdo firmado en 1997 por 187 países, y que se constituyó en el primer acuerdo vinculante a nivel internacional para combatir el cambio climático.

Su primera etapa entró en vigencia en el 2005, a partir de la cual los países más desarrollados se comprometieron a reducir un 5,2% su emisión de GEI. Al momento de cerrarse el primer periodo de compromiso, se habían logrado reducir 22,6% las emisiones respecto 1990, año que se tomó como referencia.

Su segunda etapa, conocida como la Enmienda de Doha, se aplicará hasta el año 2020, año en el que comenzarían a aplicarse todos los puntos pactados en el Acuerdo de París. Los desafíos son afianzar el soporte económico y logístico para la adaptación de países en vías de desarrollo.