Una frase popular muy usada en publicidades alimenticias es afirmar que tal o cual comida viene “de la tierra a la mesa”; pero aquel trayecto que va desde la producción de un alimento (ya sean vegetales, lácteos, pescados, carne, etc.) hasta los hogares, requiere de múltiples postas de transporte o abastecimiento en depósitos y comercios cuyo recorrido puede determinar la calidad final del producto que consumirá el público.
En esta línea y previendo estas condiciones, la Ciudad tiene a su cargo la realización de un plan de controles que van desde el seguimiento de comercios habilitados para el expendio de alimentos hasta los operativos para monitorear el traslado de mercadería y que se mantenga la cadena de frío.
“La Agencia Gubernamental de Control realiza controles a las Unidades de Transportes de Alimentos, con un promedio de cuatro operativos semanales, en conjunto con la Dirección de Tránsito del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, explicaron desde el organismo porteño y agregaron: “Dichas Unidades normalmente son las que trasladan mercadería tal como carnes, pan, lácteos y distintos tipos de alimentos que se comercializan en la ciudad.”
¿Qué se monitorea en los controles de alimentos que realiza la Ciudad? “En los controles se verifica que los alimentos estén debidamente rotulados (origen, procedencia y fecha de elaboración) y que mantengan la cadena de frío. Para ello los inspectores cuentan con termómetros láser que indican la temperatura de la mercadería fiscalizada”, aclararon y agregaron que tan solo en 2022 se controlaron unas 6.500 Unidades de Transportes, incluyendo las verificaciones en bocas de expendio.
El principal problema es que la mercadería en mal estado pueda ser consumida por la población, poniendo así en riesgo la salud. “En caso de detectar mercadería no apta para consumo, sea por falta de rotulación o fabricación de origen, o por un corte de la cadena de frío, los alimentos se decomisan de manera inmediata, con la colaboración de la Dirección de Higiene Urbana”, explicaron desde la Ciudad, quienes agregaron que el año pasado fueron decomisados 3.580 kilos de mercadería que no estaba en condiciones.
Estas tareas se suman a las que realiza la Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria del Gobierno porteño, que implica controles a todos los comercios habilitados de la ciudad. “En ese sentido, todos los locales habilitados para vender alimentos deben cumplir con las normas de higiene y bromatológicas”, explicaron desde el organismo porteño.
Las inspecciones se realizan de acuerdo a un plan operativo anual, sumado a las denuncias puntuales que puedan ingresar a través del sistema de atención ciudadana.
