Lunes 22 de Diciembre de 2014

La comunicación, según Francisco

El Papa planteó su mirada sobre los medios, en una charla con Fundación Comunicación y cultura. Remarcó, entre otros puntos, que los medios tienen una gran responsabilidad en cuanto a lo social.

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¿Cómo piensa Francisco que debe ser la comunicación. En un texto que publica L’Osservatore Romano, da algunas señales al respecto. A saber, según las palabras del propio Papa en la Fundación Comunicación y cultura:

  • "Primero. Los medios de comunicación católicos tienen una misión muy ardua respecto a la comunicación social: buscar preservarla de todo lo que la desvía y la somete con otros fines. A menudo la comunicación ha estado supeditada a la propaganda, a las ideologías, a fines políticos o de control de la economía y de la técnica. Lo que hace bien a la comunicación es, en primer lugar, la parresia , es decir, la valentía de hablar de frente, de hablar con franqueza y libertad. Si estamos verdaderamente convencidos de lo que tenemos que decir, las palabras surgen. Si, en cambio, estamos preocupados por los aspectos tácticos —¿el exceso de táctica?— nuestro modo de hablar será falsificado, poco comunicativo, insípido, un hablar de laboratorio. Y eso no comunica nada. La libertad también respecto a las modas, a los lugares comunes, a las fórmulas prefabricadas, que al final anulan la capacidad de comunicar.Despertar las palabras: despertar las palabras. Pero, cada palabra tiene dentro de sí una chispa de fuego, de vida. Despertar esa chispa, para que venga. Despertar las palabras: esta es la primera tarea del comunicador."

  • "Segundo. La comunicación evita ya sea «rellenar» como «cerrar». Se «rellena» cuando se tiende a saturar nuestra percepción con un exceso de eslogan que, en lugar de poner en movimiento el pensamiento, lo anulan. Se «cierra» cuando, en lugar de recorrer el camino largo de la comprensión, se prefiere la senda breve de presentar personas individuales como si fuesen capaces de resolver todos los problemas, o al contrario como chivos expiatorios, a quienes se atribuye toda responsabilidad. Correr inmediatamente hacia la solución, sin dejar lugar al trabajo de representar la complejidad de la vida real, es un error frecuente dentro de una comunicación cada vez más veloz y poco reflexiva. Abrir y no cerrar : he aquí la segunda tarea del comunicador, que será tanto más fecundo cuanto más se deje conducir por la acción del Espíritu Santo, el único capaz de construir unidad y armonía."

  • "Tercero. Hablar a la persona en su totalidad: he aquí la tercera tarea del comunicador. Evitando, como ya dije, los pecados de los medios de comunicación: la desinformación, la calumnia y la difamación. Estos tres son los pecados de los medios de comunicación. La desinformación, en especial, impulsa a decir la mitad de las cosas, y esto conduce a no elaborar un juicio preciso sobre la realidad. Una comunicación auténtica no se preocupa de «atacar»: la alternancia entre alarmismo catastrófico y desinterés consolador, dos extremos que continuamente vemos que se vuelven a proponer en la comunicación actual, no es un buen servicio que los medios de comunicación pueden ofrecer a las personas. Es necesario hablar a las personas en su totalidad: a su mente y a su corazón, para que sepan ver más allá de lo inmediato, más allá de un presente que corre el riesgo de ser desmemoriado y temeroso. De estos tres pecados —la desinformación, la calumnia y la difamación—, la calumnia, parece ser el más insidioso, pero en la comunicación, el más insidioso es la desinformación, porque te lleva a fallar, al error; te conduce a creer sólo una parte de la verdad. Despertar las palabras, abrir y no cerrar, hablar a toda la persona hace concreta esa cultura del encuentro, hoy tan necesaria en un contexto cada vez más amplio. Con los enfrentamientos no vamos a ninguna parte. Construir una cultura del encuentro. Y esto es un hermoso trabajo para vosotros. Ello requiere estar dispuestos no sólo a dar, sino también a recibir de los demás."