Jueves 30 de Noviembre de 2023

La encina, un árbol singular

En el lugar de encuentro con la infancia, junto a la calesita del Parque Centenario, nos encontramos con la Encina (Quercus ilex). Un ejemplar arbóreo originario de África septentrional y Europa más precisamente de la Cuenca del Mediterráneo encontrándose desde España hasta Turquía.

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Se caracteriza por tener un tronco ancho de corteza agrietada en pequeñas placas cuadradas y de tono grisáceo, posee una copa amplia y densa, con hojas ovadas, persistentes y oscuras, con el envés de color blanco algodonoso.

Sus flores unisexuales son verde amarillentas apareciendo desde septiembre a diciembre, y a partir de ahí comienza a fructificar hasta marzo. Esos frutos son bellotas ovaladas cubiertas hasta la mitad por una cápsula que caen por su propio peso.

Un aspecto que  podemos destacar es que un ejemplar adulto de esta especie captura hasta 5 toneladas de CO2 por año aproximadamente, contribuyendo a disminuir la huella del carbono, esencial para nuestro tiempo en el marco del cambio climático.

Desde el punto de vista comercial sus frutos se emplean en su lugar de origen como sucedáneos del café; y además es una especie llamada “trufera” dado que sus raíces son el sustento para el crecimiento y desarrollo de las trufas negras de alto valor gastronómico.

Un referente de la literatura española como Antonio Machado le dedicó un poema llamado “Las Encinas” donde lo describe como árboles de aspecto triste y monótono , pues no tiene variación anual de colores; y al que el Quijote lo nombra por lo menos veinte veces en su obra.

La podemos encontrar también en el Parque Chacabuco (Comuna 7), o en la Plaza Holanda (Comuna 14).