Lunes 06 de Noviembre de 2023

La Galera Encantada: 45 años haciendo teatro

En el marco de los festejos por sus 45 años de vida, charlamos con Héctor Presa, director del grupo de teatro que viene a la Usina a presentar "Los abuelos no mienten", un espectáculo para toda la familia. ¡Conocé su historia y reservá tus entradas!

Compartir en Redes

Actrices y actores con titeres de la compañia teatral La Galera

El 11 de noviembre, el Teatro La Galera Encantada celebra sus 45 años en la Sala de Cámara, con un espectáculo para chicas y chicos. “Los abuelos no mienten” es una divertida obra que tiene como protagonistas a los abuelos y a los nietos. En ese marco, charlamos con Héctor Presa, su director y fundador, para conocer la historia de este emblemático teatro argentino.

 

Contanos cómo comenzaron estos 45 años de historia.

En el 78, yo hacía algunas incursiones con mi hermano y con un amigo cantando en geriátricos, en hospitales de chicos y una vez hubo como una conexión muy fuerte en eso. Empecé a descubrir que me interesaba. Un día fui a ver La Vuelta Manzana, que trabajaba Midón en el Teatro Estrellas. Y dije, yo quiero hacer cosas para chicos. Me crucé con una pedagoga y le propuse armar un grupo. Y así armamos La Galera, junto a ella, Dora Sterman, y empezamos a buscar una identidad que en ese momento estaba basada, y después siguió, por supuesto, en esa línea: en el juego dramático, en la música como acompañante fundamental de los espectáculos, no la música específicamente desde las canciones sino también a nivel ambiental. En esa época éramos un grupo absolutamente itinerante. Íbamos de sala en sala hasta que nos posicionamos en una sala que alquilamos en la calle Corrientes entre Mario Bravo y Billinghurst y estuvimos 10 años ahí.

Toda la historia de La Galera ha sido la búsqueda de un buen teatro para chicos, que dé para pensar, cuestionarse, donde la palabra esté sumamente cuidada, el vocabulario sea muy amplio, en una ciudad en donde los chicos y los jóvenes cada vez hablan con menos cantidad de palabras. Nosotros tratamos de buscar lo opuesto en base a eso. Y trabajamos tanto en la sala como yendo a las escuelas, tanto de capital, de Gran Buenos Aires, y del interior del país. También hemos tenido la suerte de viajar muchísimo por distintos lugares del mundo. El año pasado estuvimos por tercera vez en Japón presentando un espectáculo con música de Astor Piazzolla. Estuvimos de gira 25 días por Japón, pero hemos trabajado muchísimos años en España. Tenemos casi 700 funciones hechas en España. Estuvimos en Francia, en Alemania, en México, en Venezuela. La Galera ha viajado mucho y ha tenido la suerte de ser muy reconocida durante todo este tiempo. Hemos cosechado más de 130 premios internacionales e internacionales y no sé cuántas nominaciones. Eso te impulsa a seguir adelante, avanzar todos los días y que aún en circunstancias tan difíciles, tratemos de seguir apostando.

 

¿Cómo fue arrancar con un proyecto así en el contexto de un gobierno de facto?

El problema grave, ibas descubriendo a medida que pasaban los años, no era la censura que estaba impuesta en el país, sino la autocensura. Eso era lo peor. A ver, se te metían en la cabeza de tal manera y te generaban tanto miedo a hablar, a decir algo, que a la hora de escribir aparecía eso mecánicamente. Se puede hablar de todo pero hay que buscar la forma y en base a qué público te dirigís, para poder de alguna manera orientar la forma de contar el espectáculo. Nosotros hemos hablado de la adopción, de la falta de trabajo, de las familias, de los abuelos, de las mentiras, de los miedos. No ha habido temáticas que no hayamos tocado. Nos parece que podemos acceder a cualquier tema en la medida que tengamos en claro a qué público lo estamos contando, cuál es el lenguaje que va a llegar para que ese público tenga en cuenta. Y teniendo en cuenta también que estamos en una época actual en donde la codificación del lenguaje o el público está acostumbrado a un lenguaje muy de aquí y ahora, todo espontáneo, todo cortito al pie y resuelto aquí y ahora, el teatro todavía ofrece la posibilidad de un poquito más de reflexión. El hecho de estar en vivo en el uno a uno genera otra cosa.
 

¿Y cómo es la respuesta de los chicos ante eso que propone el teatro?

El peor problema en las funciones que nosotros tenemos con chicos y adultos son los adultos, que prenden los celulares durante la función. Nosotros hemos tenido que alertar a los adultos y decir: vamos a empezar una obra de teatro. Entonces, hagamos una cosa, un ratito apagamos, si alguien tiene que hablar, que vaya al hall. Pero muchas veces nos pasa que estamos en una función y vemos docentes con chicos alrededor con las caritas blancas, iluminadas por la pantalla. En cambio, los chicos, si vos les das una historia, les ofreces una situación de conflicto, lo actúas bien, les das un lenguaje que sea inteligente, se enganchan inmediatamente. Después, como actor tendremos que ver el feedback, que lo vas descubriendo a medida que lo vas haciendo. Tener la capacidad para hacer dinámico tu espectáculo y darte cuenta de cuando se cae, cuando le falta algo, cuando le sobra algo. Y a partir de ahí poder empezar a modificar y a trabajarlo para que quede realmente y vos puedas lograr transmitir lo que querés transmitir y que llegue.

 

¿Los espectáculos están divididos por edades?

Sí, digamos que hay como tres grandes espacios. Uno que es desde los chicos chiquititos, desde los dos años hasta lo que sería segundo grado, tercer grado, siete, ocho años. Y después de nueve a doce y el nivel medio, secundario. En general, todos los espectáculos de secundario son espectáculos que podrían ser para adultos perfectamente. Todos los espectáculos para nosotros tienen el mismo nivel de seriedad, el mismo nivel de compromiso, el mismo nivel actoral, de puesta.
 

¿Qué le aconsejas a tal vez chicos y jóvenes que quieren empezar a hacer teatro?

Lo fundamental no ha variado. Me parece que lo que varía es el interés de hoy en día de un joven. Yo soy pro grupo. Creo que los grupos pueden trabajar de una manera diferente, que los equipos de trabajo son importantes, que los esfuerzos individuales existen, pero son efímeros en la medida que no terminan de fundirse en una relación grupal. A un joven que arranca, yo le diría que estudie pero que también la práctica en el escenario es fundamental. No creo ni en los que no estudian nada, ni los que son eternos estudiantes que durante años y años se pasan generando o tomando conocimientos pero no probándolos en escena. Me parece que es importante entender lo que es trabajar en grupo.

Me parece importantísimo poder rescatar eso desde el teatro. También, el uno a uno es fundamental. El efecto que produce el hecho de estar en vivo acá hablando a un otro es muy particular. En tiempos de pantallas es cuando se pierde la corporalidad. El teatro es uno con uno.

 

¿Cuál es la propuesta del show que presentarán en la Usina?

“Los abuelos no mienten” es un espectáculo que habla sobre la familia, sobre qué pasa cuando aparece un hecho que se debe “ocultar”. Una mentira piadosa. Y como cualquier mentira tiene patas cortas y no funciona, entonces, ¿cómo reacciona una familia ante esto? ¿Qué rol ocupa cada uno? Y cómo, en el desarrollo de la resolución de esa problemática, que es muy simple porque los nietos le traen un pajarito al abuelo y el abuelo se le vuela. Y cuando se le vuelve el pajarito, intenta recuperarlo porque sus nietos le trajeron un pajarito. Entonces, a partir de ahí, lo que hace para recuperarlo, lo que hace para que los nietos no se enteren, y cómo cada una de esas acciones tiene consecuencias, tiene un reflejo en la familia. Es un espectáculo que, por ejemplo, lo que hace referencia a eso que te decía antes de no tener canciones, pero tiene 50 minutos de música, y habla mucho del vínculo, es un espectáculo con mucha calidez en cuanto al vínculo que genera. Vamos a estar en la sala de cámara y es un lugar divino para actuar porque es súper lindo. Y me parece que la van a pasar muy bien. Es una forma de festejo de estos 45 años que se complementaron con un fin de semana que ya pasó de funciones aquí en la Galera, de nuestra llegada a Spotify con la música de la Galera.

 

¿Y la temporada de festejos qué va a incluir?

Va a incluir estrenos, espectáculos, una versión de Caperucita, una nueva versión de Cenicienta, que habla fundamentalmente de lo que uno pierde, de lo que uno cree que tiene, de lo que uno ofrece a los demás. Hay una historia en donde acá no se le pierde el zapatito, se le pierde la sonrisa por no tener trabajo y cómo a partir del trabajo que uno consigue, muchas veces uno logra erosionar a los demás. Y un espectáculo para los chicos grandes sobre los límites: Un día en un pizarrón aparece el nombre de la maestra con un cartel que dice traidora. Y a partir de ahí, quién fue, quién no fue, por qué fueron. Y los que fueron y que en definitiva empiezan a tener sus charlas con las directoras y con las maestras, empiezan a mostrar también qué pasa en cada familia, cómo cada uno llega, cómo cada familia toma los problemas de sus hijos y cómo los resuelve. Me parece muy importante en una época de intolerancia como esta.



 

Agustin R. Caffarena 1