Algunos libros relataban aventuras de tierras lejanas como Las mil y una noches (Edición para niños) del autor A. Galland publicado en 1930. La editorial Sopena explica sobre la colección:
Esta biblioteca tiene para los niños un encanto especial, porque el tamaño de los volúmenes, las láminas de las tapas y las ilustraciones interiores en negro y en colores dan a estos libros el aspecto de un juguete, y por esta razón los niños se deleitan con ellos y los reciben con la misma alegría que el juguete más precioso (Las mil y una noches (Edición para niños). A. Galland, 1930. Ed Ramón Sopena, Barcelona)
Los viajes a países del oriente eran los preferidos del género aventuras. Así es el libro Viajes Extraordinarios de Editorial Calleja, Madrid. Ilustraciones de M. Ángel y Méndez Bringa, que comienza relatando:
Había en Bagdad, antigua capital del califato árabe, un pobre mozo de cordel que se llamaba Ahmed. Una tarde, en que hacía un calor excesivo, le mandaron llevar una carga muy pesada de un extremo a otro de la ciudad; y como estaba rendido de cansancio y le faltaba mucho que andar, al llegar a una calle que se sentía una temperatura suave, y cuyo enlozado estaba regado con agua de rosas, dejó su carga en el suelo y se detuvo a descansar cerca de un magnífico palacio, del que se despedían suaves perfumes y del que salían melodías armoniosas. (Viajes extraordinarios. p. 3. Publicado en Madrid. Editorial Saturnino Calleja, [1917])
Las vidas de personajes históricos o biografías buscaban incentivar en los chicos y chicas la lectura de los relatos de acontecimientos verdaderos y ofrecerles ejemplos de tolerancia, disciplina y de buenas acciones. La maestra María de las Mercedes I. Aparicio de Vogel, del Consejo Escolar 17 dice en su libro Biografías Infantiles:
Descripciones reales basadas en la observación diaria y constante de mis educandos.
Interesantes y graciosímos incidentes de la vida escolar. Notables ejemplos reales de belleza, bondad, altruismo y abnegación infantil en marcado contraste con el egoísmo, orgullo, vanidad etc. etc. Vicios cuyo germen ya se observan en el alma del niño. (María de las Mercedes I. Aparicio de Vogel. Biografías infantiles. 1932)
En los textos que se destinaban a la infancia podemos observar cómo se manifestaba la escritura y qué lecturas se ofrecían a la niñez.
Las fábulas ofrecían enseñanzas morales para la lectura infantil. En la colección Biblioteca Selecta. Fábulas de Iriarte. Ramón Sopena, Barcelona 1923, el editor advierte en las primeras páginas:
Este género literario, por la sana moral que encierra, es el más adecuado para la lectura de los niños: y los apólogos del gran fabulista español (Iriarte), por su originalidad, por la pureza del lenguaje, la gracia y la viveza del diálogo y la soltura de la versificación, constituyen uno de los mejores modelos. (Biblioteca Selecta. Fábulas de Iriarte. Ramón Sopena, Barcelona 1923)
El doctor Marcelo Bianchi Bustos cita al filósofo Walter Benjamín (1988) quien alguna vez escribió sobre sus lecturas infantiles:
Para leer me tapaba las orejas… los países lejanos que encontraba en esas aventuras jugaban familiarmente entre sí como copos de nieve. Y como la lejanía que, cuando está nevando, conduce nuestros pensamientos no hacia un horizonte más ancho sino al interior de nosotros mismos, Babilonia y Bagdad, San Juan de Acre y Alaska, se encontraban en el interior de mí mismo. (Boletín Archivando las Huellas Escolares. Marzo 2022, p. 36)
Huellas de la Escuela contribuye con los hallazgos y preservación de los libros de literatura infantil que conservan las bibliotecas de las escuelas y que nos brindan informaciones para analizar las lecturas que se ofrecían a la infancia y aplicarlas actividades.