Cuando Yanina Noguera camina, se adueña de la escena. Ella atrae miradas atentas y curiosas, aunque también están los que la esquivan. Lo seguro es que su presencia no le es indiferente a nadie.
Yanina Noguera es Jefa de la División Unidad Táctica de Pacificación de Barrios II, una dependencia de la Policía de la Ciudad dedicada casi exclusivamente al control operativo del Barrio Zavaleta, adonde arribó en agosto de este año después de su paso por el Rodrigo Bueno.
Es la primera mujer en ejercer ese cargo en el Zavaleta. “Sentí que fue un desafío enorme. Ser la primera mujer como jefa es una oportunidad que tengo para demostrar que nosotras podemos llegar a los puestos de liderazgo y cumplir la función correctamente”, afirma la comisario. Y agrega: “Muchas veces recibo palabras hermosas de las chicas policías. Me dicen que están orgullosas de mí, que les gustaría llegar a una función alta como me pasó a mí”.
No obstante, Noguera enfatiza: “Todos tenemos la oportunidad, sean hombres o mujeres, de llegar a altos cargos. Lo importante acá es capacitarse para la función que van a ejercer”.
"Muchas veces recibo palabras hermosas de las chicas policías. Me dicen que están orgullosas de mí, que también les gustaría llegar a una función alta". (Yanina Noguera)
FOTOS: JUAN MANUEL LAURENS / GCBA
La Jefa enumera las características necesarias para comandar una dependencia en un barrio como el Zavaleta: habla del conocimiento del territorio; las dinámicas sociales y culturales; la empatía y la sensibilidad para comprender las dificultades de los vecinos; la integridad a la hora de tomar decisiones y gestionar los recursos; y, sobre todo, la vocación de servicio y la convicción de que el trabajo bien hecho va a generar un cambio y un impacto positivo para la comunidad.
Noguera escoge pacientemente sus palabras antes de enunciarlas y sabe manejar sus pausas. Cuando habla, lo hace con oraciones cortas que parecen sentencias. Así, cuenta que se inscribió a la Escuela de Cadetes a sus 17 años, mientras transitaba los últimos meses de la secundaria: “Elegí ser policía desde muy chica porque siento una profunda vocación de servicio hacia los demás”.
Egresó a sus 20 años y, como todavía no existía la Policía de la Ciudad, inició su camino profesional en la División de Suboficiales y Agentes de la Federal. “En ese momento, el personal femenino era escalafón de apoyo. Después se hicieron cambios institucionales para que pasara a ser personal de seguridad, entonces empezamos a cumplir funciones operativas como el resto de los compañeros”, explica Noguera.
"Elegí ser policía desde muy chica porque siento una profunda vocación de servicio hacia los demás". (Yanina Noguera)
FOTOS: JUAN MANUEL LAURENS / GCBA
“Era muy joven cuando ingresé a la fuerza y sentía en parte la protección de mis compañeros. Me acompañaban y me ayudaban para que aprendiera todo lo que necesitaba para desarrollar mi función”, expresa la comisario, que enumera de memoria todas las dependencias en las que estuvo.
Antes de llegar a Zavaleta, fue Jefa en el Barrio Rodrigo Bueno, paso que calificó como positivo: “Es chiquito y no genera grandes dificultades ni desafíos porque ya está urbanizado. Hay un buen desarrollo en ese sentido y la gente tiene buena respuesta con la Policía”.
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En el primer piso de la dependencia, hay cuatro mesas en serie cubiertas por un largo mantel azul. Encima, hay platos con sánguches de jamón y queso y medialunas de manteca, vasos con jugo y tazas de café o té. En una punta, la anfitriona, Yanina Noguera; a sus costados, más de una docena de oficiales de la Policía de la Ciudad.
Son las diez de la mañana y todos están compartiendo lo que la Jefa define como un desayuno de camaradería. Detalla que lo hacen una vez por mes: “Es una buena manera de reconocer el trabajo de todos y mantenerlos motivados”. También afianza los vínculos entre los profesionales, lo cual deriva en una mejor labor en la calle.
El personal de la dependencia incautó más de 155 kilos de marihuana cuando un conductor no acató la orden de detenerse mientras realizaban controles vehiculares
FOTOS: JUAN MANUEL LAURENS / GCBA
A su derecha están los oficiales que participaron en una intervención en la que incautaron más de 155 kilos de marihuana. “El personal estaba realizando controles vehiculares y ordenó detener la marcha de un vehículo. Este hizo caso omiso al policía y continuó huyendo por el interior del barrio hasta que el personal policial le dio alcance y logró incautar esa cantidad de droga”, narra Noguera.
“La Policía de la Ciudad tiene una actitud proactiva para enfrentar, prevenir y atacar el delito en todas sus formas”, dijo el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, en la apertura del primer Encuentro Internacional sobre Seguridad y el Desafío de la Gestión en las Grandes Urbes que tuvo lugar en Buenos Aires, días antes de presentar el nuevo cuerpo especial de policías mujeres para el ordenamiento de las manifestaciones, que intervendrá en manifestaciones y situaciones de conflicto con otras mujeres en la calle.
Además, este año aumentó la presencia policial en los barrios porteños de 18 mil a 20 mil efectivos, así como se implementó el uso de armas de baja letalidad, las Taser y las Byrna, en zonas muy concurridas y se colocaron más de 100 Puntos Seguros en los espacios verdes de la Ciudad para que cualquier persona pueda llamar al 911, dar alerta y recibir ayuda rápida ante delitos o emergencias.
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La hermana mayor de Yanina Noguera quiso inscribirse en la Escuela de Cadetes, pero como estaba embarazada y la fuerza no permitía el ingreso de agentes con hijos, no pudo. Aquella limitación institucional se actualizó más tarde y logró incorporarse a la Policía Federal.
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En la fuerza también trabaja su hermana menor. “Cuando nos juntamos, siempre hablamos de la policía. Cada una cuenta sus experiencias y nos damos consejos para mejorar como profesionales y lo que estamos haciendo diariamente”, relata la comisario con una sonrisa. “Las tres amamos la Policía”, sentencia.
“Mi familia está permanentemente acompañándome y apoyándome y la verdad que me siento muy contenida por mis seres queridos”, apunta Noguera. Ella también es madre de tres hijos quienes, a veces, le dicen que tienen miedo y le piden que se cuide. Cuando eso sucede, la Jefa les transmite tranquilidad: “Trato de que sepan que yo voy a trabajar y voy a hacer lo que tengo que hacer. Creo que nací para eso, entonces lo tengo en la sangre”, sostiene.
A pesar de comandar una dependencia en uno de los barrios más conflictivos de la Ciudad, Noguera no tiene miedo. Al contrario: lleva la determinación en la mirada.
Sin embargo, una vez ella quedó junto con sus colegas en medio de un enfrentamiento armado entre dos grupos en el Barrio Mitre. Uno de sus compañeros resultó gravemente herido y debió ser trasladado de urgencia.
Yanina Noguera quedó con sus colegas en medio de un enfrentamiento armado y uno de sus compañeros resultó herido y debió ser trasladado de urgencia
FOTOS: JUAN MANUEL LAURENS / GCBA
Dice que tuvo miedo: “Fue realmente una lluvia de balas y una situación muy difícil, pero obviamente vos tenés que luchar contra él. No solamente contra el miedo, sino un montón de sentimientos que te pasan en ese momento. Tenés que evaluar que sos el responsable de un montón de personas que dependen de vos y en ese contexto los miedos quedan a un costado”. Entonces, se retracta: “No lo llamaría miedo. Son un conjunto de sentimientos que te impulsan para adelante y a tomar mejores decisiones”.
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“El Barrio Zavaleta está controlado”, asegura Noguera. “Desde que llegó la Policía de la Ciudad cambiaron muchas cosas: la visión hacia la fuerza, la prevención que se realiza en el barrio patrullando de a pie, con los diferentes móviles que tenemos, con la colaboración de los sistemas de cámaras. Podemos llegar a decir que acá tenemos una buena reacción”, continúa.
Noguera indica, asimismo, que los vecinos tienen una devolución positiva para con los oficiales: “Están contentos porque se nota la presencia policial, la prevención. Cuando los chicos van a la escuela y salen de la escuela pueden ir tranquilos”.
"El Barrio Zavaleta está controlado". (Yanina Noguera)
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Su jornada laboral va de 8 a 20. En ese tiempo se anoticia de lo que sucedió durante la noche, fiscaliza al personal que se distribuye por toda la jurisdicción, recorre el barrio y se comunica con los vecinos. Si sucede una emergencia en su ausencia, ella se presenta tan rápido como puede.
“Me siento reconocida tanto por la sociedad como por mis compañeros y mis jefes y tengo que resaltar mucho el trabajo de mi personal. Me responden a las órdenes como yo espero y mucho más. Ellos hasta tienen actos heroicos por los que yo me siento inspirada para seguir comandándolos”, señala la comisario.
Yanina Noguera camina de vuelta a la dependencia a través de las angostas calles del Barrio Zavaleta. La siguen miradas atentas, curiosas y esquivas. Ella avanza con los ojos apuntando hacia adelante.