Lunes 03 de Julio de 2017

Serú Girán: el eslabón perdido

Grabaciones reencontradas del grupo Serú Girán en el Museo del Cine.

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En diciembre de 2015, en el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, se encontró un registro audiovisual que data de 1978, en el cual Serú Girán, la mítica banda del rock nacional, interpreta diversas canciones, tales como “Autos, jets, aviones, barcos”, “El mendigo en el andén”, “Seminare” y “Voy a mil”, entre otras perlas de su primer disco de estudio.

Apenas encontrada esta grabación de video, el desafío fue conseguir información, tarea que se fue tramando en forma colectiva. Sin duda, la comunidad del Museo del Cine y los fans y estudiosos de Serú Girán estaban ante un hito de la historia de la producción videística del grupo. Gran cantidad de personas ayudaron, a partir de las imágenes, a dar una forma más nítida al relato de los inicios de una época del rock y su cruce con la tevé pública argentina. A continuación, la historia de ese derrotero que dura hasta hoy, en voz de sus protagonistas. En el revelador material de video reencontrado, se puede ver a Charly García, David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro, haciendo un playback con el sonido desfasado de la imagen. “Es un playback raro –describe Germán Monti, coordinador del Laboratorio de soporte magnético del Museo, uno de los protagonistas del descubrimiento-. Ese desfasaje entre dicción y audio sería de un efecto buscado: se ve claramente que no están tocando, son desfachatados, se cambian los instrumentos; se ríen de la situación. Hay partes en las que no tocan lo que se escucha, hacen cualquier cosa”.

Los videos ingresaron al Museo junto con la isla donada por el montajista Juan Carlos Macías y Cinecolor; con la máquina, llegó una pila de casetes de contenido desconocido. Dos años tuvieron que esperar esos casetes para poder ser visualizados, y eso pasó recién cuando -este año- el Museo adquirió una reproductora que permitió acceder a la perla grabada en instalaciones de Argentina 78 TV (A78 TV), organismo precursor de Argentina Televisora Color (ATC). “Cuando lo vi por primera vez –recuerda Monti, en el Laboratorio de soporte magnético que funciona en la sede de la calle Caffarena 49- pensé: ‘Esto es de 1980 o 1981’”. Se imaginó que la dictadura habría producido una pequeña concesión: una hendija, una pequeña apertura a “la música de los jóvenes: una lavada de cara que habría tenido como función dar un espacio para que que se exhibieran al gran público esos raros peinados nuevos (a los que años más tarde Charly tributaría en su canción)”. Paso siguiente: se hizo público el hallazgo en un foro de la comunidad del Museo del Cine; allí pidió, Monti, que -quien supiera- aportara una pista -una clave- para entender cuál era la riqueza del material.

Ante sólo la muestra inicial -el fragmento de 15 minutos que se mostró a la comunidad del Museo y a sus allegados asiduos- se produjo una explosión de reacciones: los fanáticos de Serú se empezaron a alertar sotto voce, y no tardaron en comentar. Algunas cosas empezaron a quedar claras: no podía ser una grabación posterior a 1979 ya que era imposible que estuvieran tocando canciones del primer disco con el segundo –La grasa de las capitales- ya editado. Pero tampoco podía ser de 1979 “por el largo de pelo –deduce Monti-, ya que ese año se lo habían cortado más de lo que se ve en pantalla. Además, para el ‘79, Moro ya no tocaba en esa batería que se ve; tenía una nueva”. Fueron surgiendo certezas: cuando se terminó el Mundial de fútbol, Argentina 78 TV –el organismo creado para la difusión internacional de dicho evento, ya estando ocioso- empezó a generar producciones para otros canales como, por ejemplo, Canal 11. Uno de los fans dijo: “Esto salió en A la manera de Pipo Mancera, en blanco y negro y en Canal 11”. Otro dijo: “Es del 78, entre agosto y diciembre; lo sé por una gracia que solía hacer Charly García durante ´Eiti Leda´ en aquella época”.

Memoria

Permanecían negadas las imágenes de estos músicos, jóvenes, en su esplendor artístico, en un soporte con buena calidad visual. La comunidad de fans, agradecida. “Por estos días, llegan al Museo pedidos de gente joven de Perú, de Colombia, que quieren poner al “hallazgo Serú Girán” como ejemplo que les permita sondear en sus propias historias de la música”, dice Monti. “El soporte digital –sigue- hace que resulte muy fácil acceder al material, pero es muy difícil ponerlo luego en valor ya que se equiparan las diferencias y se pierden las particularidades de un original. En soporte digital (Youtube, o cualquier otro) siempre se ve la misma paleta, la misma compresión, el mismo código de color. En cambio, las formas de reproducción originales permiten acceder a las imágenes tal como vibraban en su momento histórico”.

Según el investigador Raúl Manrupe, perteneciente al staff del Museo del Cine, “el organismo Argentina 78 TV fue creado poco antes del Mundial de 1978 e instalado en unos terrenos comprados a Ferrocarriles Argentinos en un lugar mítico, donde había estado la primera cancha de River. Era una sociedad mixta.

Su primera transmisión a color, destinada al mercado internacional, fue el Gran Premio de Fórmula Uno de la Argentina, año 1978”.

Pero el público argentino tendría que esperar hasta 1980 para asistir a la primera emisión a color para público masivo nacional: fue Pinky la encargada de dar la bienvenida a la renovación del soporte. Su célebre frase se recuerda hasta hoy: “Señoras y señores, he aquí la televisión en color”. De fondo, flameaba una castrense bandera argentina.

Chroma Key

El “hallazgo Serú Girán” resulta insólito dentro de la producción de un organismo televisivo como A78 TV, programado por la dictadura, donde se grababan desde conmemoraciones patrióticas hasta el registro de actos de gobierno de la Junta militar. En los videos predomina la técnica del Chroma key, sumamente utilizada en aquella época tanto en cine como en televisión y en fotografía. La técnica consiste en extraer un color de la imagen -usualmente el verde o el azul- y reemplazar el área que ocupaba ese color por otra imagen o video, con la ayuda de un equipo especializado. Esto se hace cuando es demasiado costoso o inviable grabar al personaje en el escenario deseado, para evitar el laborioso recorte del personaje fotograma a fotograma (por rotoscopia). Para que la técnica funcione, la ropa del actor o lo que esté delante no pueden ser del mismo color que el fondo.

“Fue una experiencia extraña para la época –contextualiza Damián Romano, coordinador de la Audioteca del Museo-. El género ya podría llamarse videoclip. Aunque en la Argentina, los videoclips recién se hicieron populares, años más tarde, en el programa Música prohibida para mayores. Tengo el recuerdo de haber visto ahí los primeros videoclips de Kiss. El Chroma key permitía generar climas, imágenes, sensaciones. La calidad es llamativamente buena”.

El rescate

“Aquel día íbamos en auto –recuerda Sebastián Yablon, coordinador de contenidos del Museo- hacia Cinecolor. Por decisión personal del montajista Juan Carlos Macías –y de Pochy Selvi, su histórica cortadora de negativos- se estaban desprendiendo de muestras fundamentales de su trabajo”.

El equipo de rescate de contenidos y tecnologías -proveniente del Museo del Cine- estuvo integrado, a su vez, por Graciela Mazza (quien trabajó durante dos años en la gestión y producción de la donación) y Gladys Rodríguez Fernández (a cargo de todos los aspectos administrativos de la misma). Se llevarían, aquel día de 2014, dos poderosas mesas de edición. No se sorprendieron cuando Macías les dijo: “Esto también llévenselo”. En ese momento, desconocían el valor real de esos dos tapes. Yablon reconstruye la escena: “Alguien estaba desensamblando parte de su vida profesional activa –dice-, ése era el caso de Macías, y uno sentía cierta melancolía”.

De ahí en adelante, la donación constó en actas; se producía su ingreso al Museo y pasaba a ser un bien patrimonial, del cual ya ningún particular podría disponer. Cada área tendría que asignarle ahora una prioridad similar para poder avanzar en su catalogación y conservación. Que algo ingresara no significaba que fuera a ser procesado en el momento mismo en que llegaba. Pasaron dos años hasta que el contenido fue revelado, y los diversos integrantes de la comunidad del Museo del Cine pusieron en la mira a este eslabón perdido de Serú Girán. Cuenta Damián Romano que “en el video hay indicios de cómo se produjo ese material: A78 TV había sido creada a los efectos de la producción audiovisual del Mundial 78. La idea era producir video en color que, en Argentina, no estaba desarrollado para la televisión”. Agrega: “El video debió haberse grabado en cuádruplex o en pulgada. Intuyo lo siguiente: el sello discográfico era Music Hall; su subsello Shazam era usado para los artistas del rock argentino. Ahí grabaron Serú Girán, Nito Mestre…”.

El destino de esas grabaciones pudo ser acumular una cantidad de temas de difusión del primer disco de la banda, titulado también Serú Girán. El disco había sido grabado en San Pablo, con producción de Billy Bond. Oscar Moro era el baterista de los orígenes del rock; Lebón había sido ya una pequeña estrella con Pescado Rabioso, y Aznar “era un pibe muy joven que venía de tener un desempeño muy interesante en la banda progresiva Alas. Estaba surgiendo un super grupo; lo más parecido que tuvimos a los Beatles”, afirma Damián Romano.

Virtuosismo

Hacían una mezcla de balada con candombe con contenido político. Romano creía –antes de tomar contacto con estas grabaciones- que los inicios del videoclip argentino databan de la difusión de Clics modernos, con “Nos siguen pegando abajo” y “Estoy verde”. “Yo creía que los orígenes del videoclip databan de 1983”, dice, también, el crítico Jorge Luis Fernández.

Pero este hallazgo del Museo del Cine cambia el paradigma y quizás merezca el título de origen de nuestro videoclip.

Según Fernández, “en Serú Girán todos hacían solos. Lebón terminaría siendo un virtuoso de la guitarra; Charly García, un virtuoso tecladista; Moro, un virtuoso baterista. En ‘Seminare’, los arreglos son muy cuidadosos. García trabaja mucho la parte armónica de las canciones. Lebón es un gran melodista y mejor cantante que Charly, con sus inflexiones al estilo norteamericano. Aznar es un súper cantante, todavía tapado en los coros. Hay una forma serpenteante en la canción, un aire otoñal. Hay una reminiscencia de los primeros materiales de Sui Generis. Hay marcas del folk, de Elton John, de Génesis”. Sigue: “El de los videos encontrados es el Serú del ’78: con fuerte anclaje en el rock, aunque presentes ya marcas de jazz. Pedro Aznar venía de Alas; Lebón y Moro habían estado en Color humano; todos estaban muy curtidos, aunque Charly García fuera la estrella. Charly está contenido. Recién después del tercer disco aparecería cierto divismo por el éxito del grupo. En Peperina ya estaban consagrados. La revista Pelo los sacaba sistemáticamente liderando su encuesta: mejor disco, mejor grupo, mejor tecladista, mejor baterista. Se premiaba al músico que tocaba mejor. Ese tipo de encuesta, a partir de 1984, con el surgimiento del suplemento Sí, desaparece: ya no se votaría al tipo que mejor toca un instrumento. Serían afines, tardíamente, al punk, que es la antítesis de todo lo que representaba Serú Girán. Va desapareciendo la preocupación por el ‘tocar bien’. Hay un cambio de espíritu que llega con los ’80”.

En cambio, antes, en Pelo, Serú batía los mismos records que batiría Soda Stéreo en el suplemento Sí. Lebón, mejor guitarrista; Charly, mejor tecladista; Aznar, mejor bajista; Moro, mejor baterista. Eventualmente, cedían el título de mejor cantante a Luis Alberto Spinetta. “Después de Shazam –sigue Fernández- los tomaría Daniel Grinbank, que hizo su carrera con la base de Serú Girán, hasta que funda su propio sello, DG, donde se editarían los discos tardíos de la banda”.

En proceso

“Autos, jets, aviones, barcos / Se está yendo todo el mundo / Ves cómo la Cruz del Sur / ¿Está cambiando de rumbo?”. En pleno apogeo de la plata dulce, el proyecto de Charly García , David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro se insertaba en la sociedad argentina con grandes canciones y un baño de realidad. Sorprende la vigencia de las letras. Y la universalidad del mensaje, la atemporalidad y la calidad artística.

“Muchas gracias a todas las personas que están aportando información a partir de un fragmento”, se prometió en los inicios del verano pasado. “Cuando tengamos la totalidad del material catalogado y digitalizado se hará público”. Ese momento es ahora. 36 minutos de Serú Girán, y otros tantos de Raul Porchetto, Horizonte y NIto Mestre: la historia viva de la televisión pública y la música argentinas, y un tributo a la mítica banda del Rock Nacional, a casi 40 años de su formación.