Dos de las avenidas más transitadas de Buenos Aires recortan uno de los espacios verdes que mayor número de visitantes recibe a diario. Entre la Avenida Del Libertador y la Avenida Leopoldo Lugones, el Parque 3 de febrero, más conocido como los bosques de Palermo, se extiende hacia el este y el oeste y descubre un corredor de árboles y lagos entre estas dos arterias fundamentales del barrio de Palermo y de toda la Ciudad.
Fue un 3 de febrero, pero de 1852, el día en que Juan Manuel de Rosas cayó en la Batalla de Caseros.
Un poco de historia
Corría 1829 cuando Juan Manuel de Rosas llegó al gobierno de la provincia de Buenos Aires y, salvo por un período de dos años (entre 1832 y 1835), se mantuvo al frente de la provincia hasta 1852. Pocos años después de iniciado su segundo gobierno, el Restaurador de las Leyes y las Instituciones de la Provincia de Buenos Aires (título con el que lo honró la legislatura) compró varios terrenos en el área conocida como el bañado de Palermo. Allí construyó su residencia: la quinta Palermo de San Benito. Pero, luego de 17 años de gobierno ininterrumpido, Rosas fue derrocado. El 3 de febrero de 1852, las fuerzas del Restaurador se midieron con las del gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, quien finalmente resultó vencedor en la Batalla de Caseros.
Tan sólo 13 días después de su derrota, el Decreto Provincial N° 1474 estableció que todas las propiedades pertenecientes a Don Juan Manuel de Rosas que existían en el territorio de la provincia de Buenos Aires pasaban a ser de pertenencia pública. Así, se le expropiaron los terrenos de Palermo, donde actualmente se encuentra el Parque.
El predio tardaría aún 22 años en ser inaugurado como parque público. Recién en 1874, con la sanción de la Ley Nacional N° 658, se creó este espacio y se le asignó un presupuesto específico. Fue el diputado por Buenos Aires, Vicente Fidel López, quien propuso el nombre de “3 de febrero” para el parque de Palermo, en conmemoración de la Batalla de Caseros.
Parque público
El Parque 3 de febrero se inauguró oficialmente el 11 de noviembre de 1875, en un acto que contó con la presencia oficial del entonces Presidente de la República, Nicolás Avellaneda, quien plantó una magnolia, que aún se conserva.
La elección del árbol fue todo un tema para Avellaneda, pero también para Domingo Faustino Sarmiento, su antecesor en la presidencia de la nación. La ley que creó al Parque 3 de febrero fue promulgada durante la presidencia de Sarmiento y su fundación estaba prevista para fines de su mandato. Pero las obras se demoraron, y Avellaneda fue el encargado de inaugurarlo. Sarmiento aceptó que Avellaneda plantase el árbol fundacional, pero no lograban ponerse de acuerdo acerca de qué especie sería la elegida. Mientras que el sanjuanino abogaba por un arrayán, típico de los bosques del sur argentino, Avellaneda se mantenía firme en su decisión de plantar una magnolia que, según dicen, había sido elegida por su esposa, Carmen Nóbrega de Avellaneda.
La cuestión quedó zanjada el mismo día de la inauguración, cuando Avellaneda, luego de oír el discurso de Sarmiento, tomó una pala (que aún se conserva en la Dirección General de Espacios Verdes del gobierno porteño) y plantó la controvertida magnolia.
El Parque, hoy
Con 370 hectáreas, el Parque 3 de febrero integra el espacio verde más grande de la Ciudad. Dentro del predio se distinguen áreas de acceso libre y gratuito que ocupan la mayor porción del Parque, como las plazas, los paseos y el Rosedal. Otras, son de uso restringido, como el campo de golf, el Jardín Japonés, el Museo de Artes Plásticas “Eduardo Sívori” o el Planetario “Galileo Galilei”. Existen también áreas que dependen del Gobierno Nacional, dentro de las que se destaca el Hipódromo de Palermo, otras que fueron concesionadas a clubes u otras organizaciones y también espacios que fueron vendidos.
Su riqueza natural y paisajística rápidamente convirtió al Parque en uno de los lugares de esparcimiento más buscados por los porteños, quienes no sólo se acercan para descansar y disfrutar del paisaje, sino también para practicar lo más variados deportes y actividades en alguna de las 29 plazas que integran este espacio: desde el fútbol y el running hasta el longboard y el roller hockey. Entre sus bosques, el Planetario y el Museo de Artes Plásticas “Eduardo Sívori” atraen a los amantes de las ciencias y las artes. Los más curiosos visitan el Jardín Japonés, que no sólo ofrece el atractivo de uno de los jardines más bellos de la Ciudad (junto con el Rosedal y el Jardín Botánico), sino también la posibilidad de contactarse con algunas de las formas culturales más representativas de Japón.
A 139 años de su fundación, el Parque 3 de febrero mantiene la popularidad que supo construir a lo largo de su historia. Día tras día, los visitantes encuentran una nueva forma de apropiarse de lo público y disfrutar al máximo de la Ciudad en un espacio que constituye un oasis dentro del paisaje urbano de Buenos Aires.