“El grado de identidad que tiene el personal para con la institución es algo que no se ve en otros lados. No es un trabajo, es como si fuera una misión”. Con esas palabras define Eduardo Forgan lo que significa ser parte SAME, cuyo servicio aéreo que cumplió 10 años y en los últimos días fue premiado en el Congreso Internacional de Aerotransporte Sanitario, realizado en la ciudad española de Granada.
Eduardo, o “Bugy”, como lo conocen sus compañeros, es uno de los pilotos de helicóptero con más experiencia del país, con 64 años y más de 13.200 horas de vuelo. Se formó en el Ejército y trabaja en el SAME Aéreo desde 2010.
Junto a Juan Noir (médico) y Javer Revilla (copiloto) integran lo que ellos llaman “la primera guardia”: están juntos desde el primer día del servicio.
Los días de trabajo empiezan a las 7:30, aunque el equipo llega al helipuerto más temprano, para hacer todas las inspecciones que se requieren para estar operativos. Se chequea el helicóptero, el equipamiento médico y se verifica qué hospitales cuentan con todas las condiciones para recibir traslados ese día.
El helicóptero puede descender en la base operativa del SAME (Parque Patricios), en los hospitales Santojanni, Pirovano, Tornú, Fernández, Rivadavia, Argerich, Penna, Vélez Sarfield y Durand.
Su tripulación consta de un piloto, que depende de la empresa proveedora del servicio, Gruppo Modena; un técnico operativo, del mismo proveedor; un médico aeroevacuador, del SAME, y un médico coordinador de operaciones aéreas, también del SAME.
"No es un trabajo, es como si fuera una misión", dice Eduardo Forgan sobre lo que significa ser parte del SAME.
En cuanto al equipamiento, posee capacidades de Unidad de Terapia Intensiva Móvil y asistencia primaria para el paciente politraumatizado.
“El helicóptero tiene que estar en vuelo dentro de los tres minutos que se hace el requerimiento”, explica Bugy. Generalmente, el servicio aéreo se utiliza para códigos rojos en autopistas, cuando hay personas atrapadas en accidentes y cualquier evento de magnitud, como el transporte de órganos.
Una vez que el helicóptero llega al lugar, aterriza (el tránsito para ese momento ya está cortado) y descienden el médico y el técnico operativo, que atienden a la persona afectada y lo suben a bordo. Todo ocurre en cuestión de minutos.
El servicio aéreo del SAME lleva realizados unos 4.000 traslados y participó en los incidentes más graves que hubo en el último tiempo en la Ciudad de Buenos Aires, como por ejemplo, la tragedia de Once, o este año la explosión en una perfumería de Villa Crespo, que dejó dos bomberos muertos.
Otros hechos destacados son: el choque de trenes con descarrilamiento en el Planetario (2010); el choque de trenes y colectivo en la estación de Flores (2011); el incidente aéreo de Carmelo en el Río de la Plata (2014) y la explosión de una panadería en Campana (2020).
“Inicialmente, el informe que se nos dio decía que el accidente era de poca magnitud, que el tren había llegado a la estación y había golpeado contra los amortiguadores. Cuando llegamos, ahí tomamos dimensión de lo grave que había sido”, recuerda Bugy. En ese operativo el helicóptero hizo 12 traslados.
Desde que se inició el 8 de diciembre de 2010, el SAME aéreo lleva realizados casi 4.000 traslados.
Lo que más destaca Bugy de su trabajo es la camaradería y la vocación que tiene todo el equipo del SAME. “La gente está en ese lugar porque le gusta lo que hace, porque lo siente, y se transmite entre ellos y hacia afuera”, asegura.
A su vez, remarca la “calidad” de atención que brinda el SAME. “En muy pocos lugares del mundo hay servicios de estas características. Es totalmente gratuito y para cualquier persona que esté en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires”, agrega.
“Lo más importante es la gente que forma parte del equipo. Desde los operadores del SAME, los choferes de las ambulancias, todos somos un gran equipo. Nosotros sólo somos un granito de arena”, dice con orgullo.