La Universidad continúa con su ciclo de propuestas virtuales para acercar a la comunidad temas de interés que tienen que ver con la educación. En esta oportunidad, con el seminario «Lecciones aún no aprendidas de una pandemia inconclusa», Cristóbal Cobo —investigador y especialista en tecnologías en educación— buscó responder si la crisis COVID-19 puede llegar a convertirse en una oportunidad para romper el estigma del aprendizaje a distancia.
María José Licio Rinaldi, secretaria de Administración de la Universidad, abrió el evento dando la bienvenida a los presentes. Luego, le cedió la palabra a Mariano Palamidessi, nuestro rector, quien remarcó que la Universidad está naciendo en un marco de incertidumbre en el que las respuestas se irán construyendo por iniciativa social, tecnológica y de las organizaciones. Él presentó a Cristóbal Cobo con entusiasmo, ya que ambos se conocen por haber trabajado juntos en Uruguay.
«Muchas respuestas se darán por la proactividad de las personas y por el intercambio de recursos, visiones e información». Mariano Palamidessi.
El movimiento hacia la virtualidad impuesto por la pandemia COVID-19 está resaltando una serie de desafíos: acceso a conectividad y dispositivos, docentes digitalmente competentes, adaptación de las pedagogías, colaboración virtual, uso flexible del tiempo y del espacio, entre otros. Por eso, Cobo invitó, más que nada, a reflexionar en «este momento tan duro pero súper interesante», como él lo definió.
Cobo mencionó que esta es una crisis de gemelos, porque por un lado está la crisis económica y por el otro, el cierre de las escuelas a gran escala. Él aseguró que esta particularidad hace muy difícil ver a largo plazo las implicancias que tendrá, pero que, seguramente, golpeará mucho a las comunidades más vulnerables.
«Ninguna posición extrema nos ayuda a entender la complejidad de la realidad», dijo Cristóbal Cobo.
Recomendando dos libros, Cristóbal propuso ver los diferentes enfoques que existen. Como visión optimista, una visión 4.0 —en especial para aquellos que ponen énfasis en que la alta gestión de datos brinda oportunidades y retos para la vida social—, sugirió el libro de Don Tapscott Los nativos digitales. Tapscott plantea que las generaciones actuales tienen un coeficiente intelectual mayor que la de sus padres y abuelos por la cantidad de acceso a la información que estos poseen.
En contrapartida, recomendó La fábrica de cretinos digitales, de Michel Desmurget, como visión antagónica. En este libro se presenta que vivimos en un mundo donde la gente no es capaz de tomar decisiones, porque ante cualquier problema hay una solución digital. Además, plantea que se fragmentó la capacidad de atención y que la lectura es hipertextual.
En varias ocasiones, Cristóbal expuso que hay múltiples oportunidades y retos, pero que quedarse en uno u otro extremo no es la solución. Esta radica en navegar entre ellos: «Los polos», dijo, «son muy atractivos para vender, para charlar, pero no necesariamente nos resuelven los problemas».
Resaltó, también, que hay lecciones que no se han terminado de afianzar y otras que estamos aprendiendo. Mencionó los retos claves que los docentes marcan como grandes dificultades: el manejo del tiempo, la comunicación eficaz, la gestión de la ansiedad (tanto de estudiantes como de docentes), cómo generar espacios digitales para hacer pausas, administrar la atención y la habilidad digital.
Como lecciones que aún no se han aprendido destacó seis:
En los entornos virtuales es sencillo priorizar los aspectos transaccionales pero no así el vínculo docente-estudiante.
La tecnología no necesariamente es una fuente efectiva para la enseñanza, se necesitan condiciones adicionales, de otra forma hay un alto riesgo de abandono.
La docencia en línea conlleva la pérdida de discusión, debate y reflexividad. La pedagogía digital implica invertir más tiempo en el diseño de la experiencia de aprendizaje.
La comunicación en línea carece de la riqueza de la comunicación cara a cara. A veces una experiencia cara a cara puede ser pobre y una digital muy rica. ¿Cuál es la combinación correcta?
Se puede enseñar igual que antes.
La docencia virtual es más barata e implica abaratar la enseñanza.
Como lecciones aprendidas señaló:
La educación presencial no es solamente para adquirir acceso a contenidos.
El diseño de mecanismos de acompañamiento, «tienen que ser regulares y parte de un diseño de estrategia pedagógica», explicó.
Priorización de contenidos.
Articulación de: nuevas pedagogías, formación docente, accesos a dispositivos, conectividad, plataformas y un diseño institucional diferente.
Distinción entre aprendizaje presencial y virtual.
La necesidad de buscar la diversidad para potenciar ciudadanos críticos.
Finalmente, destacó que las brechas digitales se pueden cerrar ampliando el acceso a tecnologías. «Es muy fácil pensar en automático en un momento en el que podemos pensar en automático», dijo Cristóbal Cobo cuando mencionó su libro Acepto las condiciones. Usos y abusos de las tecnologías digitales, para hacer énfasis en que es necesario potenciar el pensamiento crítico.
En noviembre la Universidad seguirá con su ciclo de cursos y seminarios virtuales, todos serán publicados en nuestra página en la sección Seminarios y cursos