Cuadros musicales, un piano con luces como teclado, un arpa gigante de neón, sequencers, mesas de percusión controladas por pads y nubes mágicas que cambian de color y sonido con el roce, son algunas de las propuestas de este laberinto sensorial que permite descubrir sonidos y generar nuevas formas de lenguaje musical.
En la Sala Laberinto, todos los días desde el mediodía y hasta las 18 h, está abierto este lugar especial. Allí los chicos y las chicas pueden construir una propia percepción sonora que surge de inesperadas fuentes de inspiración.