¿Cómo distinguir entre gastos fijos y variables?

Principales diferencias.

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Gastos fijos:

Son aquellos que tenemos comprometidos y es imposible dejar de afrontar, como por ejemplo el pago de los servicios de agua, luz y teléfono, el gasto de transporte, el alquiler o el pago de un préstamo y comida.

Gastos variables:

Son aquellos sobre los que no tenemos un compromiso definido, pero que sin embargo son los que más deberíamos controlar. Por ejemplo, la ropa, las salidas a comer afuera, lo que gastamos en diversión y en especial aquellos que se conocen como "gastos hormiga", porque si bien implican montos bajos cada vez que se realizan, al final del mes —cuando se los suma—, se pueden convertir en un dolor de cabeza.

Suelen ser gastos impulsivos, sobre los que no se piensa mucho y ni siquiera se tiene en cuenta si pueden posponerse o evitarse.

Una buena estrategia es armar una lista con los ingresos, el porcentaje destinado al ahorro y luego ir restando los gastos fijos y variables. De esta manera podremos cumplir un primer paso para hacer rendir nuestro dinero, que es tener el control real sobre el dinero que entra y el que sale. Y aquí la herramienta que necesitamos es el presupuesto.