Veda de poda

La veda es la época del año en la que no se puede podar: en otoño, durante la caída de hojas, y en primavera, durante la brotación de las mismas. La duración de estos períodos, más allá de las estaciones, varía en función del clima y, por este motivo, se analiza año a año.

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Todos los  vegetales dependen de las  sustancias elaboradas  por sus hojas  para su crecimiento y desarrollo, ya que ellas elaboran los productos que son empleados directamente para su crecimiento y desarrollo o son almacenados.
Los árboles  no escapan a tal  característica y  dependen de las  sustancias  elaboradas  por sus hojas para continuar creciendo a la vez que almacenan parte de las mismas para la próxima temporada de crecimiento.

La mayoría de los árboles de alineación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son de follaje caduco, esto significa que una vez al  año pierden la totalidad de sus hojas para luego de un período de reposo, volver a reponerlas, y dicha reposición se efectúa exclusivamente empleando los productos que fueron elaborados por sus tejidos verdes (con clorofila) y almacenados en los órganos de reserva distribuidos en tronco, ramas y raíces.

Este proceso biológico que se repite anualmente, necesita entonces de una gran cantidad de sustancias  de reserva,  almacenadas básicamente como hidratos de carbono, para reconstruir la totalidad del follaje y reiniciar un  nuevo período vegetativo.

Es por esta causa que existen dos periodos considerados  críticos  para efectuar tareas  de poda, ya que la misma de  por  sí, disminuye la superficie foliar (o sea la “fábrica” de hidratos de carbono), y por ende la capacidad de síntesis y acumulación de sustancias de reserva.

Una de ellas, la veda de poda de primavera, es cuando el árbol está saliendo de su período de reposo invernal y comienza a brotar o foliar, es decir a construir sus hojas a expensas de las sustancias de reserva almacenadas durante el  período  anterior  consumiéndolas casi hasta niveles de agotamiento (esto ocurre habitualmente a fines de Agosto o principios de Septiembre) Si  se efectuase la poda en ese momento se estarían dilapidando esos nutrientes  necesarios  para construir  una cubierta foliar completa, necesaria para asegurar la correcta supervivencia del ejemplar.

Este período de veda de poda finaliza cuando el  árbol  haya completado  su proceso  de foliación,  es decir  cuando el  mismo  presenta la totalidad de su follaje en su tamaño definitivo (se hace aquí  referencia  al tamaño de hoja  adulta). A partir de este momento puede practicarse la poda verde (esta poda generalmente se levanta en dos etapas, una parcial y otra total, esta última para proteger a las especies más lentas en brotar y a aquellas que tienen una floración especial como lo es el jacaranda.

El  segundo período  denominado veda de poda de otoño se extiende  desde el  momento en que comienzan a caer las hojas, período que se denomina senescencia, hasta que termina este proceso y que es preanunciado por el cambio de coloración del follaje. 

El motivo aquí es diferente. Cuando las hojas comienzan a caer ya no existe más elaboración por parte de ellas, y el poco material que se elabora va directamente a ser almacenado como sustancias de reservas. Si se practica la poda en ese momento,  se estaría privando  al árbol la posibilidad de continuar acumulando las sustancias de reservas que va a  necesitar en la próxima primavera (esto generalmente ocurre entre fines de Abril y  principios de Mayo).

Cuando terminó de caer la última hoja, puede comenzar a efectuarse la  poda de invierno o de reposo,  donde puede  removerse mayor cantidad de material y que generalmente apunta a efectuar modificaciones importantes en la estructura y/o el volumen del ejemplar.

 

Dos indicaciones que resultan oportunas para llevar más claridad respecto a los períodos de veda:

  1. Como todas las especies no responden al mismo tiempo a los cambios estacionales, en varias circunstancias se inician las temporadas de poda en forma parcial excluyendo a aquellas que no se encuentran en situación de ser podadas por estar aun en pleno período de brotación o eventualmente con follaje, tal el caso de los ejemplares de tipa ; o como ser el caso de los jacarandás y lapachos, debido a que luego de defoliar tardíamente, florecen y por lo tanto  una poda a destiempo anularía la espectacular floración de estas dos especies.
  2. Los períodos de veda no responden a fechas fijas preestablecidas sino que las mismas van variando conforme se vaya presentando el tiempo atmosférico, debido a la estrecha relación que tiene, principalmente la temperatura, con la actividad biológica de los árboles.