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Las Fiestas Populares

Los primeros tiempos : Revolución y fiesta

Durante las primeras celebraciones del 25 de mayo, la fiesta se extendía a lo largo de varios días y la diversión era lo más importante. La celebración comenzaba la noche del 24 con la iluminación de la Plaza de la Victoria y se cerraba con una corrida de toros el día 31.

Todo el mundo participaba de la fiesta, cada grupo lo hacía de diferente manera. Las fiestas de esta etapa tenían también un componente oficial e institucionalizado. Desde muy temprano las élites dirigentes de Buenos Aires utilizaron las celebraciones para ganar apoyos para el gobierno y la revolución, y promover la construcción de una identidad compartida.

En las celebraciones se producía, de hecho, la convergencia de iniciativas de distintos grupos de la sociedad con objetivos también diversos. Los sectores de la élite organizaban bailes en los salones de sus casas, la plebe ocupaba sobre todo las calles y las plazas. Sin embargo, se registraba un tránsito bastante fluido entre unos y otros lugares. Los distintos grupos que componían la sociedad participaban de distintas maneras en las diversas actividades con un alto grado de espontaneidad y "mezcla".

Era habitual que la gente común se congregara frente a la casa de una familia acomodada en la que se estaba haciendo un baile y que se quedaran allí hasta que los dueños de casa les ofrecieran algo de comida o bebida para brindar. Por su parte, las familias de la élite asistían a las plazas y participaban de algunos juegos y espectáculos junto con la plebe. Estos rasgos de la fiesta en Buenos Aires llamaron especialmente la atención de los viajeros que dejaron testimonio de su asombro.

El Estado, por su parte, reglamentaba y organizaba la celebración, que incluía el Te Deum y el desfile militar, proveía los fondos para hacer frente a los gastos. Desde el primer aniversario de la Revolución, el gobierno revolucionario se preocupó por estimular la participación popular y asegurar el orden, por ejemplo haciendo cerrar las tabernas y otros lugares de venta de bebidas alcohólicas.

Las Fiestas Mayas desde la Revolución:

las permanencias de la colonia y los cambios que acompañan a los cambios políticos

La rutina cotidiana de los habitantes de la colonia se interrumpía frecuentemente por fiestas que duraban varios días en los que nadie trabajaba. ¿Qué festejaban en esa época? El cumpleaños o la asunción de un nuevo rey, la llegada de un virrey, el día de San Martín de Tours, que era el patrono de la ciudad de Buenos Aires, el Carnaval y numerosas fiestas religiosas como el Corpus o la Pascua. A partir del año 1808 se comenzaron a conmemorar, además, los aniversarios de la defensa de la ciudad frente a las invasiones inglesas de 1806 y 1807.

Algunas de estas fiestas y las formas de celebrarlas se mantuvieron durante mucho tiempo, aún después de la Revolución de Mayo y de la Declaración de la Independencia. Pero a la vez surgieron fiestas nuevas vinculadas con las nuevas realidades. A partir de la Revolución se comenzaron a festejar acontecimientos como la partida de expediciones o el arribo de tropas que regresaban a la ciudad, las noticias favorables de la guerra, las batallas ganadas y la llegada de banderas tomadas a los realistas.

Cada vez que algo de esto pasaba, la gente salía a las calles a bailar, cantar y divertirse. Se siguieron conmemorando la Defensa y la Reconquista. Pero entre todas, la fiesta más importante era sin dudas la del 25 de mayo. A partir del año 1816 se agregó la conmemoración de la Declaración de la Independencia. El 25 de mayo se convirtió en motivo de celebración muy rápidamente por iniciativa de la Junta y del Cabildo. Los festejos al cumplirse el primer año de la Revolución tuvieron su centro en la Plaza de la Victoria y se extendieron hacia los barrios de la ciudad. ¿Cómo fue la celebración del primer aniversario? La pirámide,10 inaugurada el 17 de mayo de 1811, estuvo iluminada y embanderada con los estandartes de los distintos regimientos de milicias.

La revolución y las tradiciones coloniales convivieron durante mucho tiempo. Las costumbres en general y las formas de celebrar en particular presentan amplias continuidades. En el caso de las Fiestas Mayas, aunque el motivo es novedoso, persisten aspectos característicos de las fiestas en la época colonial como el uso del espacio público, los juegos y la diversión. Durante mucho tiempo en Buenos Aires se siguieron celebrando las fiestas religiosas, la Reconquista, la Defensa, de un modo similar a como se hacía antes de la revolución. Pero también poco a poco, las nuevas fiestas fueron adquiriendo rasgos distintivos. Por ejemplo, en 1812, el gobierno abolió el Paseo del Real Estandarte, que era central en la época colonial y que entonces comenzó a ser considerado como una "ceremonia humillante introducida por la tiranía e incompatible con la libertad".

La década de 1810 en el Río de la Plata estuvo marcada por las guerras de la independencia. Las guerras afectaron profundamente la vida de las personas, las actividades económicas y la organización de un orden político. Produjeron su impacto también en la organización de las fiestas mayas, y constituyen el contexto que es necesario tomar en cuenta para realizar su análisis.

Las celebraciones nunca se suspendieron, por el contrario, además de los aniversarios de la Revolución, Buenos Aires celebró cada una de las victorias en los campos de batalla y también hubo fiesta callejera para despedir o recibir la llegada de tropas. Cada año el Cabildo organizaba detalladamente la celebración de las fiestas mayas en la ciudad. Algunos años, debió ajustarse a un presupuesto limitado como consecuencia de los elevados gastos de la guerra. En las celebraciones de estos primeros años surgieron y se hicieron conocidas algunas canciones cuya letra frecuentemente publicaba la Gazeta.

¿Qué decían esas canciones? Por lo general expresaban una identidad cuyo rasgo sobresaliente era el sentimiento antipeninsular,identificado con el ejercicio despótico del poder. La fuente anterior es un ejemplo de ello. De acuerdo con el espíritu de la Asamblea Constituyente del año XIII, las fiestas mayas de ese año adquirieron un carácter más revolucionario y radical. Muchos asistentes lucieron el gorro frigio, símbolo de la Revolución Francesa, además fueron quemados públicamente algunos instrumentos de tortura (abolidos por la Asamblea). Algunos aspectos de la fiesta de ese año se conocen gracias a un folleto publicado en Buenos Aires para informar a la opinión pública. Probablemente ya desde entonces se estableció por orden del gobierno que este tipo de folletos debían ser leídos por los correos en todas las postas.

El folleto de ese año incluye, además, los nombres de los ganadores de los sorteos que se realizaron en el marco de la celebración.

Cambios y continuidades en los festejos hacia la época de Rosas

Durante mucho tiempo las fiestas mayas se siguieron celebrando y conservaron tanto sus aspectos más formales –el desfile y la misa con Tedeum, por ejemplo– como su carácter popular callejero y espontáneo. Sin embargo, con el paso de los años tanto la sociedad como las formas de la celebración registraron algunos cambios. Desde la década de 1820, la ciudad de Buenos Aires creció a un ritmo acelerado. Paulatinamente fue dejando de ser la “gran aldea”, en la que la mayor parte de la población se conocía, en la que, por ejemplo, para vender un inmueble bastaba con echar a correr el rumor y esperar a que de boca en boca llegara al interesado, o que para indicar un punto de la ciudad era suficiente decir “frente a la casa de Don tal”.

La expansión económica que estuvo en la base del crecimiento de la ciudad se debió sobre todo al logro de una relativa paz y a las exportaciones cada vez más importantes de los productos de la estancia saladerista (cuero, sebo y tasajo).

En la época de los gobiernos de Rosas, las fiestas mayas se siguieron celebrando, también adquirió mucha importancia la conmemoración del 9 de julio (las “Fiestas Julianas”), y una serie de festejos nuevos, las llamadas “Fiestas Federales”. La fuerte participación popular y las formas de la conmemoración de los primeros años de la Revolución se mantuvieron, pero los gobiernos de Juan Manuel de Rosas les imprimieron algunos rasgos particulares. ¿Cuáles fueron las novedades? Los componentes religiosos de la fiesta se hicieron más importantes. A Rosas le interesaba que la asistencia a las funciones religiosas fuera numerosa, y los empleados públicos, por ejemplo, estaban prácticamente obligados a asistir. A la vez, las fiestas mayas adquirieron un nuevo color: junto a los colores celeste y blanco tradicionales se destaca la presencia del rojo de la federación.

También fueron frecuentes las procesiones y desfiles encabezados por Rosas u otros líderes. Por otro lado, se comenzaron a hacer suscripciones públicas para obtener recursos y cubrir los gastos de los festejos. El contexto, que en los primeros tiempos estuvo definido por las guerras de Independencia, ahora había cambiado. La lucha facciosa entre unitarios y federales es el dato saliente de esta etapa. Los almanaques de estos años incorporaron numerosas celebraciones: el 30 de marzo por ser el día del nacimiento de Rosas, el día “De nuestra Santa Federación” y “del exterminio de los Salvajes del Sud por el Sr. Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas, Nuestro Ilustre Restaurador”, los funerales de Encarnación Ezcurra, esposa de Rosas, las misas por el padre de Rosas, la acción de gracias por el frustrado intento de asesinato del gobernador, entre otras. Las conmemoraciones se cerraban con el convite de refrescos y comida para las autoridades y la tropa.

Los tiempos de Rosas trajeron novedades respecto de la participación de la población negra en las fiestas. El gobernador mostró interés por los negros y sus danzas. Les abrió los espacios públicos del centro de la ciudad para participar de las fiestas patrias. En su gobierno se levantaron las prohibiciones a los candombes que se habían impuesto en la década de 1820, y en 1838 incluso se invitó a los negros a realizar un baile de todo el día en la plaza central de la Victoria para celebrar el día de la Independencia, lo que despertó la furia de los unitarios.