El Quillet de los niños
A este libro me lo prestaron cuando tenía tres años y a los cinco me dijeron que ya era mío. El Quillet es una de las primeras ventanas al mundo, creo que los libros son eso, ventanas a distintos mundos.

El príncipe Feliz
Oscar Wilde. Colección Robin Hood. Editorial Acme
¡Cómo iba a faltar un "Robin Hood" en esta mesa! Este libro lo leí de chica, pero no me llamó la atención. Alrededor de mis trece o catorce años (1976/77) lo volví a leer y se convirtió en uno de mos favoritos Recuerdo que podía repetir frases de memoria, me encantaba la musicalidad de algunas expresiones. Como a los chicos, creo que eso me atrapó, pero a medida que pasaba el tiempo, me empezaron a llamar la atención otras cosas. Pocas veces leí una descripción del sufrimiento tan profunda como en este libro con presentación infantil.
Si bien podría volver a leerlo, me parecerían seguramente otra vez que son cuentos extraordinarios pero leerlos en la adolescencia es una experiencia muy especial ( Este ejemplar es nuevo, al mío le perdí el rastro) A este lo compré pensando en mi hija.

Odas elementales
Pablo Neruda
Fue uno de los autores predilectos de mis primeros años de lecturas voluntarias. Me hizo pensar y soñar en las cosas simples, pequeñas, insignificantes. Luego del colegio, volvía a encontrarme con estos poemas para volver al bosque, a la naturaleza a las luchas por la verdad y la vida. Luego las cosas cambiaron y hoy ya no los leo...

El origen de la familia
F. Engels
Este fue uno de los primeros libros que me hizo cambiar mi visión sobre la vida, visón cálida e inocente. Libro casi sagrado por mucho tiempo y que me entusiasmó en pensar la posibilidad de un mundo dierente, mejor y más justo.

La Ciudad y los Perros
M.V. Llosa

Ante el dolor de los demás
Susan Sontag
Un libro necesario para poner en primer lugar la reflexión que es necesaria realizar sobre el dolor y su forma respetuosa o no de representarlo. La autora dice: " Recordar es una acción ética"....la fotografía como una forma no ausente de mirar y construir el mundo.

Fahrenheit 451
Ray Bradbury
La lectura como resistencia, como un lugar donde todavía es posible la fantasía y la creatividad. Dice un fragmento: "El mar es fe, estuvo una vez lleno envolviendo la tierra, yacía como los pliegues de un brillante manto dorado. Pero ahora, solo escucho su retumbar melancólico, prolongado, lejano"

El Caballero inexistente
Italo Calvino
Agilulfo, caballero del ejército de Carlomagno... no existe... Solo a costa de fuerza de voluntad ha conseguido forjarse una identidad, ha conseguido "ser" por decidirse a "serlo". En este libro que nos convoca en relación a los 30 años cumplidos desde el último gobierno militar, la identidad se revela como una temática que nos moviliza y cuestiona.

La misteriosa Llama de la Reina Loana
Humberto Eco
Este libro vino "colado" porque lo estoy leyendo y porque la "misteriosa llama" es la memoria. La memoria como lo que nos constituye. El hombre sin memoria como un hombre sin identidad y la desesperada necesidad humana de recuperarla para poder ser. ¿Podremos reconocernos como nación si perdemos la memoria?
¡Cuídenlo que me lo prestó mi hijo!

Veladuras
María Teresa Andruetto
A través de su relato, Rosa trasmite el inmenso dolor que invade su alma, pero a medida que va exteriorizando sus experiencias y develando el pasado de una manera en que nunca antes había podido, siente que también recupera su memoria y aclara sus pensamientos.
Parecería ser que hasta las culpas que por el suicidio de su padre depositó en su madre -por no haber aceptado convivir con la amante de su esposo-y luego en ella -por haber sido quién conoció a Gregoria y la llevó a su casa - van desapareciendo poco a poco. Apenas recaen en Gregoria, jamás en su padre y finalmente, en el juego del destino o sencillamente porque así debía ser.
De una manera diferente, Rosa se vuelve entonces hacia sus recuerdos, los palpa y los soba. Intenta arreglar, reparar y remendar los trozos rotos de su alma, al igual que lo hace con las veladuras, vertiendo sobre ella la tinta transparente que acaso suavice sus penas.