Estructura narrativa
La estructura de El aprendiz está montada sobre la base de
tres momentos claves. El primero corresponde al comienzo del relato, y es -literalmente-
el punto de arranque narrativo. Lo que provoca (y justifica) el interés
del muchacho por el genocidio judío ocurrido en la Segunda Guerra Mundial.
"Y sigue habiendo preguntas... ¿Fue económico... fue social...
fue cultural... o -simplemente- fue la naturaleza humana? ¿Qué
hizo que unos hicieran lo que hicieron y que otros no hicieran nada?",
problematiza el profesor de Historia dando con ello por concluido el tema. Sus
palabras son, entonces, el disparador que motiva al personaje a investigar por
su cuenta sobre el Holocausto y a dar luego con el paradero de un genocida alemán
actualmente escondido bajo una identidad falsa.
La segunda cuestión articuladora de la intriga surge cuando, ya establecida
la relación entre el joven y el ex-nazi, se salta la línea de
lo estrictamente fáctico. Las pormenorizadas descripciones que Dussander
hace acerca de la muerte en la cámara de gas, los fusilamientos, las
incineraciones masivas y las montañas de cuerpos mutilados, lejos de
saciar la curiosidad del joven lo incentivan a ir más allá. "¿Usted
qué sentía?", demanda con firmeza. El joven adopta
ahora el punto de vista del victimario. Lo macabro y lo morboso dan paso a lo
sádico; del vouyerismo a la acción. El joven estudiante secundario
se ha convertido en un aprendiz nazi.
El infarto que sufre Dussander define el tercer momento clave: mientras el viejo yace moribundo el muchacho se niega a llamar a una ambulancia. De él depende la vida del otro, él tiene el poder, él es quien decide. El aprendiz sabe, finalmente, qué se siente. La lección ha concluido. Luego, a modo de epílogo, el joven da muestra de lo aprendido chantajeando con una amenaza a su tutor escolar.
La transposición y sus inconvenientes
Pese al efectismo temático y a la claridad de la estructura general
del film, por momentos la narración naufraga y se torna errática.
Elipsis innecesarias (especialmente en el comienzo del relato saltando de mes
a mes para mostrar el paso del tiempo), secuencias cuasi episódicas (como
aquella en la que Dussander se topa con un mendigo y lo lleva a su casa) evidencian
deficiencias concretas de guión. En este sentido, El aprendiz
resulta un buen ejemplo de por qué transponer de un lenguaje a otro no
debe ser una traducción mecánica de la historia. Más bien,
debe entenderse como un trabajo de comprensión e interpretación
de los procedimientos y especificidades de un lenguaje. En este
caso, del literario al cinematográfico.