Toda sociedad educa sexualmente a sus miembros como parte de los procesos de socialización, durante los múltiples aprendizajes que se producen por el hecho de vivir inmersos en una cultura. Se trata de una educación sexual que se produce de modo espontáneo, incidental o no intencional.
Los grupos humanos dividen el trabajo a partir de las diferenciaciones anatómicas sexuales y les atribuyen características a varones y mujeres; establecen rituales para organizar familias; explican el origen de los bebés; construyen pautas para la realización de los partos y la crianza de los niños; asignan roles variados a varones y mujeres, etc. Sin proponérselo explícitamente, inciden en la construcción de formas básicas de comportamientos en varones y en mujeres. Es decir, proporcionan una educación sexual sin que haya una intención manifiesta, naturalizando sus creencias sobre aquello que consideran que deben hacer varones y mujeres por ser tales.
Los adultos y las instituciones pueden decidir si se proponen, además, dar educación sexual con objetivos explícitos; reflexionar sobre el tipo de educación sexual espontánea para transformarla. Se trata de una educación sexual intencional, con propósitos y recursos pedagógicos según las diferentes etapas del desarrollo de niños, jóvenes y adultos.
La Ley de Ed Sex Integral garantiza el derecho a la información para el ejercicio de una sexualidad responsable, atendiendo a valores éticos y faculta al Ministerio de Educación para establecer los contenidos mínimos y obligatorios según las etapas del desarrollo psicosexual,
En el marco de una concepción integral, incluye actividades pedagógicas que tomen en cuenta aspectos biológicos, psicológicos, socioculturales y éticos, orientadas por el objetivo de favorecer la salud sexual.
Fija como principios el reconocimiento de la sexualidad en sus componentes psicofísicos, socioculturales, espirituales y su relación con la salud; el derecho de niños y jóvenes a ser amados, cuidados y protegidos; el valor de la responsabilidad y el derecho a la intimidad en comportamientos sexuales; el rechazo a toda forma de abuso, violencia, coerción , explotación y discriminación sexual.
Entre los objetivos establece la promoción de una concepción positiva de la sexualidad que favorezca el desarrollo integral y armónico de las personas según cada etapa del desarrollo; brindar información científica y actualizada sobre los distintos aspectos de la sexualidad; promover la modificación de modelos femeninos y masculinos estereotipados y la eliminación de prácticas basadas en el prejuicio de superioridad de cualquiera de los géneros.
El enfoque adoptado por la Ley para la educación sexual se enmarca en:
La sexualidad es una característica del ser humano que está presente desde el nacimiento y se desarrolla durante toda la vida. La teoría psicoanalítica iniciada por Sigmund Freud (fines del siglo XIX) rompió con la creencia de que la sexualidad comenzaba en la adolescencia con los cambios hormonales. Sostiene que el niño tiene sexualidad desde que nace y pasa por distintas etapas. Los resultados de dicha organización dependen de la manera en que se articulan procesos biológicos, psicológicos y socioculturales.
En la organización psicosexual se pueden diferenciar un primer período pregenital que transcurre hasta la pubertad y otro genital que se inicia a partir de los cambios puberales. En el primero, la sexualidad se expresa en una pulsión que tiene como objetivo la búsqueda del placer, evitar el dolor. Es un impulso vital que permite preservar la vida reclamando el alimento, la protección, el afecto y los cuidados; organizar las funciones psicológicas que ayudarán a vincularse e interactuar con el complejo medio circundante, conocerlo y comprenderlo.
En la adolescencia, la sexualidad genital agrega al objetivo de búsqueda de placer el de la reproducción y ambos reafirman el impulso vital. La organización de la sexualidad genital ocupa la adolescencia y se estructura sobre las bases del período anterior.
El período de la sexualidad genital se prolonga durante el resto de la vida del sujeto, adquiriendo características diferentes, durante la adultez y la vejez.
El resultado del desarrollo psicosexual de la infancia y la adolescencia dependerá de múltiples factores biológicos, socioculturales, psicológicos y éticos:
El cuidado de la salud
A mediados del siglo XX, la Organización Mundial de la Salud (OMS) adoptó una definición de “salud”: la caracterizó como bienestar físico, mental y social. “La Constitución de la Ciudad de Buenos Aires vincula el concepto de salud integral con ‘la satisfacción de necesidades de alimentación, vivienda, trabajo, educación, vestido, cultura y ambiente’ (artículo 21), y afirma que los fondos destinados a la salud no son considerados un gasto, sino una inversión social prioritaria.
El cuidado hacia uno mismo y hacia los demás forma parte de un proceso que se construye cotidianamente ,en las relaciones familiares, con los amigos, los compañeros y los maestros. En este sentido, el cuidado compete al Estado, a la familia y a la escuela. La implementación de una política de educación sexual propicia prácticas que favorezcan la formación de actitudes de niños y jóvenes para responder a los desafíos que requiere el cuidado y promoción de su salud en el contexto social y ambiental en el que viven. Implica un cuidado especial en la manera de relacionarse con los demás, con predominio de lazos solidarios, de respeto y valoración tanto de uno mismo como de los otros. Refiere no sólo a los aspectos físicos, sino también a los socioemocionales.
Los derechos humanos
Enmarcar la educación sexual en el enfoque de los derechos humanos es reconocer la importancia que éstos tienen en la constitución de los sujetos como sujetos de derecho, la construcción de la ciudadanía y la reafirmación de los valores de la democracia. Algunos de los derechos por considerar en la enseñanza de la educación sexual son:
Otros aspectos importantes del enfoque adoptado para la educación sexual son:
El enriquecimiento de las distintas formas de expresión y de comunicación.
La comunicación hace posible conectarse con el otro, vincularse; la comunicación habilita el espacio para la pregunta, para la duda, para la opinión, para el conocimiento.
Conocer el cuerpo y animarse a preguntar sobre él requiere un clima de confianza que favorezca un proceso de comunicación en el que la pregunta sea una oportunidad para aprender a conocerse y cuidarse, expresar pensamientos, para informarse. La comunicación también hace posible demostrar la afectividad, los sentimientos, controlar y mediatizar los impulsos agresivos, los enojos, la ira.
Cuando no se tienen instrumentos psíquicos para mediatizar simbólicamente los sentimientos e impulsos negativos, estos se actúan. Aprender a simbolizar con la palabra los enojos, las agresiones, la rabia, etc, es parte de la educación sexual.
La tolerancia y el respeto.
Trabajar sobre la tolerancia permite aceptar que existen sujetos iguales a uno mismo, con diferentes características físicas, creencias, maneras de vivir, pensar o sentir. También permite valorizar la inclusión por sobre la exclusión y recuperar la idea de un “nosotros” junto con un la de un“yo”.
Los niños perciben las diferencias físicas como el color de sus cabellos, de su piel y de ciertos rasgos físicos. Estas características pueden ser consideradas por los docentes para ayudarlos a construir una escala de valores que incluya la diversidad y las distintas culturas. Esto les permitirá sentirse seguros , reconocerse y ser reconocidos por los otros, consolidando la identidad en relación con sus orígenes, sus etnias, sus religiones.
El desarrollo de la autoestima para la construcción de la identidad.
Un aspecto a promover desde la educación es que los niños aprendan a valorarse, en tanto ello los ayuda a sentirse mejor consigo mismos, con su cuerpo, con la persona que cada uno es. Permite adquirir confianza y sentir que “se puede”: aprender, sentir, crecer, pensar, tomar decisiones en forma autónoma, decir “no” a aquello que dañe y/o ponga en riesgo la propia integridad Decidir por uno mismo es producto de múltiples aprendizajes. A veces, el pensar y actuar de modo diferente de la mayoría trae consecuencias: exclusión, soledad, incomprensión. En el difícil proceso de construcción de la autonomía se ponen en juego la autoestima y la valoración de sí mismos, los sentimientos y la presencia o la ausencia de la información necesaria para tomar una decisión
La valorización de los aprendizajes escolares
Los aprendizajes escolares fortalecen las funciones del sujeto que lo conecta con su entorno, como el manejo de distintos lenguajes para poder expresarse, fundamentar opiniones y pensamientos, analizar crítica y reflexivamente la realidad, tomar decisiones, imaginar soluciones posibles frente a los problemas cotidianos; tolerar frustraciones, reconocer sus posibilidades y sus limitaciones; reconocer los beneficios de los trabajos y emprendimientos colectivos, etc.Estos aprendizajes intervienen como factores que permiten adquirir gradualmente mayor autonomía en las decisiones y revierten en un aumento de la valoración de sí mismo.
El trabajo reflexivo sobre género
En las diferentes culturas las tareas y responsabilidades asignadas a varones y mujeres responden a mandatos que la sociedad impone. Incluir la perspectiva de género como parte de la propuesta de trabajo en educación sexual, implica la posibilidad de generar modificaciones en los patrones socioculturales estereotipados y de eliminar prácticas basadas en el prejuicio de superioridad de cualquiera de los géneros.
En el Nivel Primario se ofrecerán actividades, información y conocimientos acerca del derecho que tienen tanto hombres como mujeres de acceder y/o compartir: Los mismos trabajos, tareas y desempeños que plantea la vida cotidiana. Los mismos cuidados hacia sus cuerpos, sin que ello ponga en evidencia prejuicios y juicios que los condenen y los enfrenten a situaciones de vulnerabilidad.
Los mismos sentimientos, para poder demostrarlos en el mismo plano de igualdad, sin que ello lleve inscripto un juicio de valor. No hay fronteras ni categorizaciones para la expresión de los sentimientos y emociones que diferencien por naturaleza a los distintos sexos.
Toda sociedad establece patrones de comportamientos diferenciados para varones y mujeres. A lo largo de las últimas décadas se han promovido patrones de comportamiento que no generen sometimiento, menoscabo ni desvalorización de unos sobre otros. Es necesario advertir que en los contextos socioculturales actuales, temáticas vinculadas con la sexualidad que antes se reservaban para edades avanzadas y se alejaban de la experiencia de los niños pequeños, ahora circulan con mayor velocidad y visibilidad, por lo cual interpelan a la propuesta curricular desde los primeros niveles y ciclos del sistema educativo. Aún en sociedades con influencias multiculturales como la nuestra, existen principios generales que sirven para orientar los comportamientos individuales y sociales que se tienen en cuenta en las intervenciones pedagógicas propias de la educación sexual.
Algunos de esos principios son: