Aprendé a desconectar

El uso del celular genera distracciones que resultan críticas en contextos de aprendizajes, y su uso excesivo deriva en una marcada baja en el desempeño académico de los estudiantes.

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¿Sentís que no podés parar de scrollear? ¿El celular te distrae?
Desde el Ministerio de Educación te invitamos a desconectarte y enfocarte en lo más importante, tu aprendizaje.

Pasamos horas scrolleando casi en piloto automático, pero ¿y si usamos ese tiempo para algo que nos sirva de verdad? No se trata de borrar el celular del mapa, sino de que vos decidas cómo y cuándo usarlo. Te proponemos un desafío para que tomes el volante de tu tiempo.

Tomá el control: 7 ideas para resetear tu relación con las pantallas

Empezá con algo chico pero concreto. ¿Reducir 30 minutos al día de esa red social donde solo scrolleás por inercia? Medí tu tiempo de uso (el celu te da las estadísticas) y proponete bajarlo un poco cada semana. Convertilo en un juego personal donde vos ponés las reglas y el premio es tener más tiempo para vos.

Cada notificación es un llamado que te saca de lo que estás haciendo. ¿Cuántas de ellas son realmente urgentes? Hacé la prueba: entrá a la configuración de tus apps y desactivá todas las notificaciones que no sean importantes. Vas a ver cómo mejora tu capacidad para meterte de lleno en una serie, un libro o una charla.

Tu espacio digital es como tu habitación: si está llena de cosas que no usás o no te gustan, te sentís abrumado. Silenciá esos grupos de WhatsApp que solo generan ruido, dejá de seguir las cuentas que te tiran para abajo o te hacen sentir mal, y desinstalá esas apps que tenés por tener. Quedate solo con lo que te suma.

Usar el mismo dispositivo para estudiar o trabajar y para relajarte puede ser una trampa. Tu cerebro no desconecta nunca. Asigná momentos y, si podés, espacios diferentes. Cuando sea tiempo de ocio, cerrá todo lo relacionado con tus obligaciones. Tu descanso no es negociable.

Así como agendás una entrega o un examen, agendá momentos sin pantallas. Bloqueá una hora en tu calendario solo para salir a caminar, andar en bici, leer en una plaza o escuchar música mirando el cielo. Obligate a cumplir esa cita con el mundo real. Es una dosis de energía que ninguna pantalla te puede dar.

Un emoji nunca va a reemplazar una risa compartida. Proponé encuentros presenciales. En lugar de chatear, organicen una mateada, una juntada a comer algo o a caminar. Fomentá la regla de «celulares en el centro de la mesa» cuando estén juntos, para conectarse de verdad con quienes tienen enfrente.

¿Qué harías con algunas horas extra al día? Ese tiempo que pasás en redes se puede transformar en un comodín para algo que siempre quisiste hacer: aprender a tocar un instrumento con tutoriales, empezar a dibujar, probar una receta nueva, meterte en un club de algo que te interese. El aburrimiento a veces es la puerta a tu próximo hobby favorito.