Se realizó la apertura total de la Floralis Genérica para evaluar los daños estructurales

Ubicada en la Plaza de las Naciones Unidas del barrio de Recoleta, la emblemática escultura se convirtió en uno de los íconos de la Ciudad de Buenos Aires. Fue donada por el arquitecto argentino Eduardo Catalano en 2002; el temporal ocurrido en diciembre pasado, sumado a las intensas lluvias de los últimos días, produjo el desprendimiento de dos de sus pétalos, dañando severamente toda su estructura.

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El gobierno porteño realizó hoy la apertura total de la Floralis Genérica para avanzar en el diagnóstico de los daños sufridos. Esto va a permitir efectuar un cateo estructural de cada uno de sus pétalos y dimensionar los trabajos de restauración y puesta en valor que son necesarios para recuperar la icónica escultura.
 

“Este paso es muy importante para determinar el daño integral que sufrió la escultura y poder trazar los próximos pasos a seguir para su restauración. También nos permitirá reabrir la Plaza de las Naciones Unidas para que los vecinos vuelvan a disfrutarla de una manera segura y cuidada”, expresó Ignacio Baistrocchi, ministro de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad.
 

Bajo la supervisión del personal especializado del área de Monumentos y Obras de Arte (MOA), personal de la Subsecretaría de Paisaje Urbano del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad, e ingenieros especializados en la reparación y el mantenimiento de grandes máquinas; se realizó hoy la apertura total de la flor para poder observar detalladamente qué daños sufrió la estructura, detener su deterioro y comenzar a diagramar el plan de restauración.

La Floralis es una obra monumental de acero inoxidable y aluminio que pesa 18 toneladas y mide 20 metros. Fue realizada por el arquitecto argentino Eduardo Catalano, quien la donó a la Ciudad, y se inauguró en el 2002 en la plaza de las Naciones Unidas, convirtiéndose en un símbolo tanto para los vecinos como para los turistas. 

Floralis Genérica, breve historia

La Floralis Genérica se inauguró el 13 de abril de 2002 como homenaje a todas las flores y como parte del deseo de Eduardo Catalano, quien donó la escultura de 20 metros de altura y 18 toneladas de peso a la Ciudad de Buenos Aires.

Se trató de la primera escultura en movimiento controlada por un sistema hidráulico y células fotoeléctricas, las que respondían a la luminosidad del día para abrir o cerrar los pétalos metálicos. Al igual que las flores naturales, la escultura se abría por la mañana y se cerraba por las noches de manera automática.

Sin embargo, el engranaje de la escultura dejó de funcionar en el 2009 a raíz de un temporal. Fue en el 2015 que la obra fue reinaugurada con el sistema de cierre y apertura reparado, aunque sólo se podía controlar manualmente. En el 2020 y en el 2022 se realizaron tareas de restauración de la zona que incluyeron la renovación de las veredas aledañas, la incorporación de rampas de acceso, la suma de vegetación, la incorporación de nuevo mobiliario urbano, la creación de nuevos senderos y la manutención del engranaje, el cual siguió siendo manual en vez de automático como originalmente había sido diseñado.