Bienal de Tapiz
Este Salón es uno de los más importantes estímulos a la labor de artistas textiles de todo el país y se enmarca en la política de adquisición de obras que enriquecen la colección de arte argentino.
El museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori es poseedor de una de las colecciones más importantes sobre arte textil en el país. Junto a la sección de Textil del Salón Nacional se constituye en uno de los escasos espacios oficiales de representación de esta técnica.
Éste es un certamen que desde 1972 premia a artistas argentinos y residentes fomentando la trayectoria, la continuidad y la práctica en el arte.
Puede considerarse como idea germinal para la conformación de la colección la exposición organizada, en el año 1971, denominada Tapices y Alfombras Contemporáneas llevada a cabo en la institución. El alto nivel técnico, la buena recepción por parte del público y de la crítica contribuyeron al planteamiento de crear una colección propia sobre esta disciplina. Es así como surgió el proyecto de concebir la realización de un Salón Municipal de Tapices.
Por otro lado en 1989 se llevó a cabo el I Festival del Color Benito Quinquela Martín, a cargo de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos. El Salón fue organizado por el Museo Eduardo Sívori y su exposición tuvo lugar en el Teatro de La Ribera, en el barrio de La Boca. Los premios de las disciplinas que lo conformaban: Pintura, Escultura, Dibujo, Grabado y Textil fueron adquisiciones para nuestra institución. De esta manera ingresaron a la colección un lote significativo de obras textiles. Este certamen solamente tuvo cinco ediciones, siendo en 1995, la última de ellas.
La Bienal opera como un instrumento identitario e institucional con una doble naturaleza. Por un lado, garantiza el desarrollo y la diversidad de la escena cultural. Por el otro, otorga pensiones que le dan un reconocimiento a la producción de artistas que dedicaron y dedican su vida a la profesión en todo el territorio de argentino. De esa forma el museo “Eduardo Sívori” desde su inauguración demuestra su carácter, no sólo innovador sino también receptivo a las nuevas manifestaciones artísticas que tienen lugar en el arte local, desde mediados del siglo XX.
El arte textil en América y en Europa
Para comprender plenamente el significado de este evento es necesario señalar el desarrollo que obtuvo la práctica textil a partir de las profundas innovaciones que desplegó durante el siglo XX y en especial desde mediados del mismo. En principio cabe señalar su posicionamiento como un arte independiente y no asociado a una única función decorativa, dejando de lado su carácter religioso, de relato histórico o de abrigo durante el frío invierno europeo, o mera artesanía. En los pueblos amerindios por ejemplo implicaba, además, un aspecto cultural y también un sistema de escritura y comunicación. Un primer antecedente de la renovación de esta disciplina artística puede ubicarse con el movimiento de la Bauhaus (1919-1933) donde el textil tuvo la misma importancia que otras manifestaciones artísticas, en especial lo que atañe a la idea de diseño. Otro antecedente notorio fue la acción llevada a cabo por Jean Lucart cuando en 1939 se instaló en Aubusson con una serie de artista investigando las nacientes posibilidades que ofrecía la técnica al considerarla como un arte plástica. Otro hecho importante fue la creación del Centro Internacional de Tapicería Antigua y Moderna, en 1961, en Lausanne, Suiza, siendo la primera Bienal que organizaba la presentación de la combinación de diferentes técnicas tejidas, piezas que se desprendían del soporte de la pared y el empleo de materiales de carácter más expresivo que convivían junto a los tradicionales como la lana y el algodón. La participación en dicha Bienal ha significado no sólo un lugar de encuentro de artistas textiles de todo el mundo sino también un espacio donde compartir experiencias y conocimientos. Según la artista textil Carola Segura dos han sido las vertientes en nuestro país que conformaron la base del arte textil, y que continúan en la actualidad: por una parte la rama europea que utiliza las técnicas de Aubusson y Gobelinos y por la otra la proveniente del mundo amerindio cultivada por los pueblos originarios del continente latinoamericano. Así, dentro de la difusión de las técnicas europeas fue de gran importancia la labor desarrollada por la familia Larochette, que se instaló definitivamente en Bariloche, pero también es de resaltar el hecho de que comenzaron a introducir en sus trabajos diseños de artistas argentinos. En cuanto a la otra vertiente la acción llevada a cabo en Salta por el artista plástico Carlos García Bes fue de gran interés no sólo por el hecho de instalar un taller con tejedoras locales que conservaban las técnicas originales, sino porque también incorporó al diseño de los tejidos motivos de los pictogramas de las zonas aledañas, creando así composiciones de carácter abstracto y recuperando un lenguaje andino. También Martha Forté, instalada en los años ochenta en Catamarca recupera técnicas y elementos originarios de ese paisaje y de la naturaleza circundante. La crítica de arte Rosa Faccaro distingue tres generaciones de artistas textiles en Argentina que aportaron diferentes miradas que modificaron y enriquecieron, tanto desde el punto de vista de la concepción como de la ejecución, a las diferentes piezas. Fue entonces durante la década del 60 que el arte textil produjo cambios sustanciales en el país, en especial por la acción de un grupo de artistas y el origen de talleres independientes, junto a la actividad docente que algunas de ellas encararon. Surgieron así los primeros nombres de Joan Wall, Gracia Cutuli, Iuta Walosche, Tana Sachs, Azucena Miralles, María Sara Piñeiro, María Martorel, Carlos García Bes, Chichita Blitz, Antoinette Galland y Alicia Silman. Una segunda generación de artistas textiles se encontraba activa en la etapa de los ´70 donde ya se perfeccionaban fuera del país e integrando grupos de trabajo a través de diferentes instituciones. Estaba integrada por Alicia Silman, Beatriz Bongliani, Noelí Pagliero, Mina Boyle, Mimí Bujalter, Rosa Chernoff, Raúl Marengo, Silvina Trigos y Silke. Una tercera generación fue la que aportó soluciones técnicas en piezas de mayores dimensiones por medio de resoluciones experimentales que además enfatizaban los contenidos expresivos. Entre los artistas figuraban Carola Segura y Luis Negrotti, otros, sin embargo optaron por diferentes tipos de soluciones como las esculturas tejidas, caso Malena Mera, Nora Correas, Silvia Sieburger, Nora Aslan, Ernesto de Castro entre otros. Durante la década del ´80 se asistió a un desarrollo sumamente fértil dentro de la disciplina, especialmente en cuanto a los lenguajes y materiales más innovadores, junto a técnicas artesanales que supieron renovar formas y contenidos. A partir de los ´90 como en otras categorías artísticas se vislumbró un auge de tendencias de tipo conceptual. En la actualidad conviven todo tipo de manifestaciones las cuales enriquecen el impulso del textil en nuestro país. La creación de una galería destinada en forma exclusiva a esa disciplina y a la difusión de las producciones locales como fue la Galería El Sol, creada en 1964, colaboró de manera destacada al impulso del arte textil en el país. Basada en la acción de sus dos directores, el técnico Jack Mergherian y la artista Gracia Cutuli, ambos supieron impulsar la labor creativa de nuestros artistas como así también la de los provenientes de Uruguay y Brasil, en el diseño de cartones creados por ellos que implicaban una absoluta renovación en la cuestión. La Fundación Lorenzutti a través de dos acciones favoreció en gran medida al avance de la disciplina. Una de ellas fue, en 1976, la organización de la muestra Panorama del Textil Argentino, donde pudieron observarse técnicas y materiales de innovación en el textil contemporáneo y la otra fue el Encuentro Argentino-Uruguayo-Brasileño, en 1977, el cual afianzó los vínculos entre los artistas latinoamericanos. De ese último surgió la idea de nuclear a los artistas textiles en centros que se organizarían en cada país participante. Así fue el origen del Centro Argentino de Arte Textil, creado en mismo año en Argentina. A esas actividades debe sumarse el ya creado Salón de Tapices, en 1973, por el Museo Eduardo Sívori al cual le siguió en 1974 Premio María Calderón de La Barca, para tapices con diez artistas invitados y finalmente la sección de Arte Textil del entonces Salón Nacional de Bellas Artes, en 1978.
El 26° Salón de Arte Textil 2018-2019 tendrá una modalidad virtual adaptándose a los tiempos digitales. La misma permitirá una mayor accesibilidad, con un alcance federal y una postulación más segura que evitará la manipulación de los materiales incrementando de esta manera, la capacidad de preservación de las obras.