Arbolado en Espacios Verdes
El arbolado en los espacios verdes públicos está compuesto por árboles plantados en parques, plazas, y otros lugares destinados al esparcimiento y recreación dentro de la Ciudad. Estos árboles desempeñan un papel crucial en la creación de ambientes saludables y atractivos para los ciudadanos.
A diferencia del arbolado viario, los árboles en espacios verdes no están restringidos por las limitaciones de las veredas y, por lo tanto, pueden ser de diferentes tamaños y formas, lo que permite una mayor diversidad de especies. Esto contribuye a generar una variedad de espacios de esparcimiento y a aumentar la diversidad de paisajes que conforman la Ciudad.
Los parques y plazas de Buenos Aires tienen una historia que refleja el crecimiento y la evolución de la Ciudad desde su fundación. Durante la segunda mitad del siglo XIX, comenzó un importante desarrollo de parques y plazas. Uno de los hitos más importantes fue la creación del Parque Tres de Febrero, fundado en 1875, también conocido como los Bosques de Palermo. El diseño del parque estuvo inspirado en las ideas paisajísticas europeas de la época, buscando ofrecer un espacio de esparcimiento y contacto con un ideal de naturaleza. Por esto, se plantaron en este parque numerosas especies exóticas (especies de árboles que no crecen naturalmente en ninguna región de nuestro país si no son introducidas), de diversas formas, tamaños y características.
Una figura clave en la expansión de los espacios verdes fue Carlos Thays, un paisajista francés que llegó a Buenos Aires a fines del siglo XIX y que dejó una huella duradera en el diseño de la Ciudad. Durante su gestión como Director de Paseos Públicos de Buenos Aires, Thays diseñó y supervisó la creación de numerosos parques y plazas, incluyendo Parque Centenario, Parque Patricios, Plaza Italia y Plaza de Mayo. Su visión integró el uso de especies vegetales autóctonas (que crecen naturalmente en algún ecosistema de nuestro país) y exóticas, creando espacios que combinan estética y funcionalidad.
A lo largo del siglo XX, la expansión urbana y el crecimiento demográfico presentaron nuevos desafíos para el desarrollo y mantenimiento de los espacios verdes. Durante las primeras décadas del siglo, se desarrollaron varios parques y paseos emblemáticos, como el Parque Chacabuco y el Parque Avellaneda. Estos proyectos reflejaron un enfoque cada vez más planificado para la creación de espacios públicos accesibles y diversos.
En la actualidad, el entramado urbano de la Ciudad presenta diferentes tipos de espacios verdes públicos: Parques, Plazas y Plazoletas. Cada uno de estos espacios busca colaborar con el bienestar de su entorno y de sus diferentes áreas de influencia. Y dependiendo su escala y características espaciales puede presentar especies arbóreas de diferentes características.
Si bien las limitaciones para el arbolado son menores en los espacios verdes, para elegir cuáles especies arbóreas funcionarán mejor, es importante considerar el entorno específico del espacio. Incluyendo el espacio disponible, tipo de suelo, disponibilidad de agua, disponibilidad de sol y construcciones en los alrededores, para elegir especies que prosperen en estas condiciones.
La planificación y gestión del arbolado en espacios verdes es esencial para maximizar sus beneficios y asegurar su persistencia a largo plazo. Esto incluye la implementación de prácticas de mantenimiento como la poda, el riego y el control de plagas, así como la replantación estratégica de ejemplares que han alcanzado el final de su ciclo de vida en espacios verdes públicos.