Fogata de San Juan

Desde el 2013 el museo reedita la festividad de San Juan, convocando a artistas, escuelas y organizaciones del barrio.

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La costumbre de encender fogatas a fines del mes de junio se remonta, según los estudiosos, a la prehistoria. Los grupos humanos del Neolítico celebraban ese ritual en el solsticio de verano (del hemisferio norte), hecho astronómico que marca el momento en que los días comienzan a acortarse. Rito mágico cuyo propósito era que retornase el calor vivificante y germinante del sol, perduró durante la difusión del cristianismo mimetizándose con festividades sacras como el nacimiento de San Juan Bautista (24 de junio) y el martirio de San Pedro y San Pablo (29 de junio).

Las diferentes corrientes inmigratorias que poblaron América trajeron consigo sus tradiciones culturales reproduciendo, en sus nuevos hogares, las festividades del solar originario y en todos los barrios de Buenos Aires florecieron las llamadas “fogaratas”. Los vecinos de La Boca, de origen mayoritariamente genovés, reprodujeron la celebración desde muy temprano en su historia, aunque las características físicas del barrio alertaban en su contra.
Las casas de madera y chapa y la vecindad de talleres y depósitos con materiales inflamables eran una permanente amenaza y los devastadores incendios, una memoria siempre presente, como ha quedado registrado en más de un óleo de Quinquela Martín. Por este motivo, los lugares preferidos para erigir las piras fueron la ribera, las plazas o las calles más amplias, a pesar de las prohibiciones y advertencias en contrario de las autoridades, por lo que siempre contaron con la atenta vigilancia de los bomberos.
La dictadura militar iniciada el 28 de junio de 1966 prohibió las fogatas, como también casi toda expresión de cultura popular callejera, y la tradición decayó en las siguientes y agitadas décadas.
Con la recuperación de la democracia se inició también un proceso de rescate de dichas tradiciones culturales y hoy en día, en muchos barrios porteños, asistimos a la laboriosa recolección de muebles y trastos viejos y a la confección de muñecos para coronar la pira, y por último, concurrimos armados de un tenedor para pescar la papa o batata asada de entre las brasas; nos reunimos, en fin, en torno al hipnótico fuego como lo hicieron miles de años atrás nuestros antepasados.
 

Desde 2013, el museo reedita la festividad de San Juan, convocando a artistas, escuelas y organizaciones del barrio para que participen de la celebración. Los años pasados colaboraron en la construcción de muñecos de gran formato, y que luego, de acuerdo con la tradición, próximos al solsticio de invierno, se incendiaron.

 

Recursos didácticos para la Noche de San Juan

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