Junio 2018
Columnas de opinión del Procurador General
Lo que cambia y lo que permanece
El pasado lunes 11 de junio celebramos el 438º aniversario de la fundación de la Ciudad de Buenos Aires por parte de don Juan de Garay. Como todos los años, en la plazoleta que rinde homenaje a nuestro fundador el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Fundación Vasco-Argentina Juan de Garay llevaron a cabo un sencillo y cálido acto en homenaje a dicho acontecimiento.
Como porteño e integrante del actual equipo de Gobierno, y también como descendiente de vascos y miembro de la mencionada fundación, tuve no solo el gusto una vez más de participar en el acto sino también de poder efectuar unas breves reflexiones con todos los presentes que quisiera compartirles.
A consecuencia de la construcción del Paseo del Bajo, una obra largamente demorada y anhelada que se encuentra en plena ejecución, está cambiando el área contigua a la Casa Rosada. Dentro de dichas modificaciones, el monumento a Garay fue emplazado en una nueva ubicación, mientras que el retoño del Árbol de Guernica, símbolo de las libertades del pueblo vasco, se mantiene en el mismo sitio.
Hubo algo que cambió más vinculado al hacer técnico y las construcciones humanas, y algo que permaneció más ligado a proteger la naturaleza, de raíces más profundas. El hecho puede servirnos también para reflexionar acerca de que en nuestra vida también nos encontramos ante la evidencia de aspectos en los que resulta necesario cambiar y otros en los que debemos mantenernos fieles a reglas y principios preexistentes.
Nuestro cariño a esta querida Buenos Aires, el compromiso por trabajar de verdad en servicio del bien público, la rectitud e integridad que deben guiar nuestras acciones y la afabilidad y cordialidad en el trato constituyen valores que deben enraizar todos nuestros actos. Son principios y pautas de conducta consagradas que, lejos de modificarse, deben erigirse siempre en nuestro norte.
Por el contrario, los nuevos desafíos que nos presenta el mundo actual con cambios cada vez más vertiginosos, nos impone una actitud de apertura y sentido crítico para llevar adelante los objetivos que nos propongamos, y para ejecutar los diferentes proyectos concretos y planes de acción para alcanzar dichas metas. Nuestra gestión debe estar siempre abierta a responder a las exigencias del bien común en las nuevas circunstancias que debamos enfrentar.
Fidelidad a los valores que permanecen y apertura ante las nuevas exigencias que el futuro depara, tal es la consigna que podemos aprender bajo este nuevo sitio del monumento que recuerda la figura del ilustre vizcaíno.