En Buenos Aires, la cuenca del Riachuelo abarca el sur de la Ciudad. El paisaje originario se caracterizaba por ser una zona baja y pantanosa, cubierta de pastizales y surcada por numerosos arroyos.
En la parte más alta del terreno, sobre la barranca, el paisaje estaba integrado por pequeños montes de árboles que albergaban una abundante vegetación y una rica fauna.