A fines del siglo XIX y principios del siglo XX Argentina ingresa al mercado internacional como productora de carnes, lanas y cereales y se la califica como el “granero del mundo”. El aumento de la demanda europea de productos primarios para la industria -y del proletariado industrial- favoreció la concentración industrial en las orillas del Riachuelo desde La Boca hasta las vías del FFCC del Sud (Pte. Bosch).