Duelo en niños y niñas
Los niños y las niñas viven el duelo de una forma diferente, que les es propia. Ante la muerte de un ser significativo como, por ejemplo, alguno de sus padres, el niño o niña sentirá, además del dolor, la falta de un sostén en una etapa de natural dependencia afectiva y también corporal.
La cuidada atención del niño o niña en duelo, y un acompañamiento que lo ayude a transitar primero y a superar después el duelo, resultan clave para que no se interrumpa su desarrollo y que la experiencia pueda ser finalmente asimilada. Es necesario que no te anules y garantizar el sostén, evitando la desprotección y el abandono.
Para poder atravesar las etapas del duelo, el niño o niña necesita saber la verdad, y tiene derecho a ella. Por esta razón, resulta esencial tenerlo al tanto de lo que sucede y es indispensable darles las informaciones que le sean útiles. Como el niño o niña necesita imágenes y recuerdos, es importante que le pueda decir adiós al ser querido enfermo o muerto y que pueda participar de algún tipo de rito de despedida.
Los niños y niñas en duelo solo pueden abordar el trabajo psíquico que se les impone si quienes se encuentran en su entorno son capaces de tomar la iniciativa de ayudarlos. De todos modos, es importante señalar que una parte del trabajo quedará "pendiente" hasta la adultez, debido a que el duelo es un proceso que continúa con el tiempo, el niño o niña volverá a revivir la pérdida repetidamente, especialmente durante los acontecimientos significativos de la vida (por ejemplo, ir de campamento, graduarse en la escuela, casarse, tener hijos o hijas, etc.).
Manifestaciones del duelo en niños y niñas
En los niños y niñas las manifestaciones normales de duelo pueden presentarse inmediatamente después de la pérdida o pasado un tiempo. Es importante destacar que las reacciones de duelo son intermitentes (pueden estar muy tristes un minuto y jugando al siguiente) debido a que no pueden explorar de una manera racional todos sus pensamientos y sentimientos como lo hace una persona adulta.
Además, en algunas ocasiones, los niños y niñas tienen dificultad para expresar con palabras sus sentimientos acerca del duelo y lo hacen a través de su comportamiento. Las manifestaciones más frecuentes son las siguientes:
- Conmoción y confusión ante la pérdida de un ser querido.
- Ira manifestada en juegos violentos, pesadillas e irritabilidad.
- Enojo hacia los otros miembros de la familia.
- Gran temor o miedo a perder al padre o madre que aún sigue vivo.
- Vuelta a etapas anteriores del desarrollo. Esto hace que actúe de manera más infantil, por ejemplo, exigiendo más comida, más atención, más cariño, hablando como un bebé, dejando de contener esfínteres, etc.
- En algunas ocasiones pueden creer que son culpables de la muerte de su familiar por cosas que han dicho, hecho o deseado, (como por ejemplo: “no quiero volver a verte”)
- Tristeza que puede manifestarse con insomnio, pérdida de apetito, miedo prolongado a estar solo, falta de interés por las cosas que antes le motivaban, disminución acentuada en el rendimiento escolar y deseo de irse con la persona fallecida.
Es importante tener en cuenta que estas manifestaciones son las esperables en un niño o niña ante la muerte de un ser querido, pero es importante observar y darse cuenta si estas actitudes se sostienen en el tiempo. De ser así, puede ser recomendable consultar a un profesional.
Algunas sugerencias para acompañar al niño o niña
Actuá con honestidad: acompañar a un niño o niña en duelo significa ante todo no apartarlo de la realidad que está viviendo, ya que son sensibles a la reacción y el llanto de los adultos, se dan cuenta de que algo pasa y les afecta.
¿Cuándo y cómo dar la noticia?: aunque resulte muy doloroso y difícil, es mejor que le informes lo sucedido lo antes posible, buscando un momento y un lugar adecuado para explicarle lo ocurrido teniendo en cuenta su edad con palabras sencillas y sinceras: “ocurrió algo muy triste, el abuelo murió, ya no estará más con nosotros porque dejó de vivir”.
Explicale cómo ocurrió la muerte: es importante hacerlo con pocas palabras y considerando la edad del niño o niña. Sea como fuere la muerte, de nada sirve ocultarlo porque tarde o temprano acabarán enterándose. Es mejor que le expliques cómo fue y respondas a sus preguntas.
¿Qué podés decir si pregunta el por qué?: es bueno que sepan que todos los seres tienen que morir algún día y que le ocurre a todo el mundo. Los niños y niñas en su fantasía pueden creer que algo que pensaron o dijeron causó la muerte. Es importante que le digas con calma pero con firmeza que no ha sido culpa suya.
Permití que participe en el rito de despedida: darle la oportunidad de asistir y participar, si así lo desea, en el rito de despedida que la familia o allegados desee hacer en aislamiento. Tomar parte de estos actos puede ayudarle a comprender qué es la muerte y a iniciar mejor el proceso de duelo. Es aconsejable que le expliques con antelación qué verá, qué escuchará y el por qué de estos ritos.
Fomentá que exprese lo que siente: los niños y niñas viven emociones intensas tras la pérdida de una persona amada. Si la familia acepta estos sentimientos, los expresarán más fácilmente y esto les ayudará a vivir de manera más adecuada la separación. Frases como “No llores”, “No estés triste, tenés que ser valiente”, pueden cortar la libre expresión de las emociones e impedir que se desahogue.
Mantenete cerca física y emocionalmente: está cerca, sentate a su lado, sostenelo en brazos, abrazalo, escuchalo, llorá con él o ella, e incluso dejá que duerma cerca, aunque es mejor que sea en distinta cama.
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